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Cuando la tinta salpica

Los nuevos vengadores del cómic, unos buenos chicos violentos

Viñeta de -˜The Boys-™, de Garth Ennis y Darick Robertson

Publicado por
pilar manzanares | madrid
León

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Los chicos buenos del cómic han cambiado. Aquellos trastornos e infancias complicadas que les llevaron a ponerse mallas, capas y uniformes estrafalarios ya no son su problema. La oscuridad que les rodea, sí. Superado el gore, sus cruzadas más que épicas podrían formar parte de un apocalipsis poco redentor. Y sus venganzas tienen el regusto de aquellas que los mafiosos protagonizaran días como aquel 14 de febrero de 1929, cuando por San Valentín Al Capone hiciera un -˜regalito-™ mortal a algunos miembros de la familia Moran. Una de esas venganzas extraordinarias llega ahora a las librerías de la mano de Gonzalo Torné, premio Viñetas 2000 al mejor guionista por Tannhäuser, y de Sergio Sandoval, diseñador conceptual de películas como El laberinto del fauno. Su nombre: Ranko Kameran-

Si ya en Tannhäuser tocaron el tema de un régimen opresor del que cinco hombres querían huir para encontrar el paraíso en la Luna, en este western futurista los autores nos enfrentarán a la traición de un poder que está cambiando de rumbo y pretende deshacerse de los que antes fueran su salvaguarda. Inteligente y con un dibujo como corresponde al genio de Sandoval, -˜Ranko Kameran-™ es la pesadilla de Vvlackk -˜Caracortada-™, un juez enviado a -˜dar la paz-™ al jefe de un casino que lleva diez años evadiendo impuestos. Pero en ese pueblo de Ranko Kameran Vvlackk comprobará que todo es una trampa para eliminarle. Afortunadamente para la acción de la historia, sólo lograrán desfigurarle la cara y crear así un antihéroe al que únicamente le queda ya la venganza.

Toque poético. Aunque no lo parezca a primera vista, no le falta el toque poético a este cómic con tintes de aquella época en la que los gánsteres controlaban los casinos y el héroe, ya cansado, se debatía entre la melancolía, la chica y un oficio que le pesaba y dolía. Un héroe que bien podría ser el detective Philip Marlowe creado por Raymond Chandler o Eddie, el pobre investigador flaco, atormentado y abandonado por su chica que acaba vendiendo su alma y resucitando sin remedio en las viñetas de El Maldito: tres días muerto, de Cullen Bunn y Brian Hurtt.

A pesar de vivir en aquellos sedientos años de la ley seca, el pobre Eddie no se enfrentará a villanos chiflados y -˜barones de la cerveza-™ como hiciera Dick Tracy, sino que salvará la ropa entre dos familias de demonios que se dedican a un negocio mucho más lucrativo que el del contrabando de alcohol: el de las almas humanas. Los peligros cambian cuando un diablo de varios metros quiere aniquilarte y hasta a un -˜no muerto-™ como Eddie le preocupa que un gigante le agarre la cabeza entre sus dedos y los chasquee.

A primera vista, el resultado es un poco más digamos espectacular que el de un simple tiro en la frente como el que se cargó al protagonista del recién editado manga de cosecha española Underdog. Su protagonista, un resucitado que perteneció a un comando de elite, se ve bien de apariencia y desde luego no huele a carne podrida como los zombis tullidos de The Walking Dead, pero el tiro entre las cejas ya no hay quien se lo quite. De hecho, entre ellas se le ha metido averiguar por qué uno de sus superiores le pegó un balazo (incomprensible con lo de moda que está el despido) para vengarse

1397124194 Los exterminadores. «Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios». Una gran frase del Apocalipsis que resume, en poco espacio, la labor de otros buenos chicos que tiñen de sangre los ríos en honor a una justicia más terrenal que divina. Según El exterminador, de Andy Diggle y Víctor Ibáñez, cuenta una leyenda del mundo del hampa que hay un asesino sin igual que silencia a todo aquel confidente de la mafia que hace tratos con la policía.