El Musac grita y arden los -˜cerdos-™
El museo reabre con -˜P.I.G.S.-™, -˜El grito-™, Sinaga, Friedman y las colectivas -˜Uqbar-™ y -˜I was a male Yvonne de Carlo-™
El Musac inicia hoy su temporada más combativa. A las cinco de la tarde reabre sus puertas con seis exposiciones que, desde distintas perspectivas, suponen un auténtico grito moral para conciencias olvidadizas. Asuntos escabrosos. Actualidad política y económica. La visión que del mundo contemporáneo hacen unos creadores comprometidos. Curiosamente, siete mujeres han comisariado las exposiciones.
La visita exige tiempo. La lectura de cada obra, por simple que parezca, desvela que unos silbatos suspendidos de largas cadenas y marcados con dos iniciales son la forma que ha encontrado Lara Favaretto para evocar y llamar a los seres queridos que se han ido. Hay historias fascinantes ocultas detrás de cada proyecto. Una información abrumadora, que desmiente los prejuicios simplistas que el arte contemporáneo arrastra como una lacra.
Claire Fontaine. El capitalismo mató el amor se lee (en inglés) en gigantescas letras de neón con los mismos colores de la fachada del Musac. Es el particular homenaje del colectivo Claire Fontaine al museo que dirige Agustín Pérez Rubio. Una obra que, por cierto, han donado a este centro de arte contemporáneo, en la que constituye su premier en España. La obra que da título a su exposición, P.I.G.S. (en alusión a los países cerdos, que según los financieros anglosajones son Portugal, Italia, Grecia y España) es un mapa, hecho con cientos de miles de cerillas, que se prendieron hasta consumir las cuatro naciones. Claire Fontaine centra su trabajo en el análisis del contexto político, económico y social y la forma en que éste influye en la sociedad contemporánea. Ocupan la sala 1 del museo, que en el futuro será la que albergará, como es el caso, a grandes artistas que en España no han tenido aún tanto reconocimiento como en otros países.
El grito. The Cry es una explosión de talento, de 17 artistas, en torno a la célebre serie del noruego Munch, que fue el punto de partida del movimiento expresionista, explica María Inés Rodríguez, conservadora jefe del museo y comisaria de este proyecto. El canadiense Terence Gower ha articulado arquitectónicamente la muestra en tres sectores, para adentrarse en la reflexión y los sentimiento que el grito, como emoción y sentimiento, provoca en los otros 16 artistas. La exposición se inicia con un vídeo de Jesper Just concebido como una pantalla de cine que puede cruzarse. Impactante es el vídeo del venezolano Javier Téllez, rodado en un psiquiátrico, donde encontró una cinta de Juana de Arco, obra maestra del cine mudo, de Carl T. Dreyer, que entregó a los enfermos para que hicieran ellos los diálogos. También es estremecedora la visión que el fallecido artista israelí Absalon hace del grito, donde muestra la angustia que está viviendo. Espectaculares tres cuadros de Herman Bas en los que coloca a un personaje en paisajes desoladores. Rondinone, que ya protagonizó en el museo una monográfica, ha donado una gigantesca obra para El grito. Una gran X en la que, a través de cuatro agujeros, se oye una inquietante respiración. Allora & Calzadilla presentan Clamor, pieza que llevaron a la Bienal de Venecia. Es una escultura en la que los fines de semana se introducen cantantes (del Conservatorio de León y del Coro Universitario) para interpretar textos de personajes históricos.
Fernando Sinaga. Es excepcional que el Musac dedique una retrospectiva a un artista. Ideas K reúne 25 años del artista aragonés afincado en Salamanca Fernando Sinaga. En la exposición están los pilares de su obra, «el paisaje, el tiempo y la idea de percepción», explica la comisaria de la muestra, Gloria Moure. A Sinaga le aterraba hacer una -˜antológica-™. «Yo nunca hubiera hecho esta exposición, pero ahora me alegro. Los artistas, a veces, tenemos obstrucciones y reservas sobre nuestras obras», confiesa Sinaga, quien afirma que «importa el arte y no el artista». «El ego es muy pesado», dice. La K del título (como podría haber sido una x) la eligió porque se le antojaba más enigmática y fonéticamente poderosa. «K representa la parte inmaterial de la vida material». La exposición no es cronológica. Aquí la idea de tiempo es en espiral. Todo surge a partir de la obra Desayuno alemán (de mediados de los 80), que ejemplifica la idea de cambio en el arte; una pieza en la que el propio artista está en el paisaje. Sucede con otras obras, en las que el espectador descubre que la realidad es algo que se interpreta con la mirada. También hay referencias al minimalismo de los 60, pero que Sinaga carga de contenido. Y hay un toque de azar y cierta artesanalidad. Desde los inicios del Musac Sinaga figuraba en la lista de los artistas de referencia.
I was a male Yvonne de Carlo. La artista Dora García, a la que el Musac dedicó una exposición, se ha pasado al otro lado. Ahora ejerce de comisaria, junto a Marie de Brugerolle, en la colectiva I was a male Yvonne de Carlo, título que encierra el humor que une a los artistas Jack Smith y Guy de Cointet, epicentro de una exposición en la que participan también otros nueve creadores. Propone un acercamiento a la ardua tarea de mostrar la verdad a través del humor. Dora García quería elegir artistas que le gustaran especialmente y no fueran excesivamente famosos. Le fascinaban Guy de Cointet y Jack Smith, curiosamente, ambos fallecidos en los ochenta. El Musac acoge la obra fetiche Tell me, de Cointet (cedida por el centro Pompidou), que funciona como pintura, como escultura y como escenario teatral. Ambos comparten una serie de rasgos comunes, como la provocación y el humor -˜Camp-™, término acuñado por Susan Sontag, para describir la obra de Smith. «Incorporan cosas de poco valor para conseguir algo refinado», explica García, secundada por Brugerolle. Ambos «tenían un gusto por la comedia y el lenguaje del doble sentido». La comedia es una forma de enmascarar la crítica atroz contra las instituciones. «Las obras son muy bonitas», aclara Brugerolle, «sólo con la segunda lectura se percibe l a parte más mordaz». «El arte contemporáneo arrastra la leyenda negra de que es difícil de entender, pero aquí utiliza el humor, que es algo que entiende todo el mundo, aunque sin sacrificar su complejidad».
Uqbar: Mariana Castillo Deball & Irene Kopelman. El Laboratorio 987, la sala más experimental del Musac y, casi siempre, fascinante, acoge la unión de dos artistas que desde hace años entrecruzan sus caminos y se hacen llamar, en estas ocasiones, Uqbar. La exposición se enmarca en el proyecto Amikejo , estado minúsculo creado a principios del XX en centroeuropa cuyo idioma era el esperanto. Amikejo significa un lugar de amistad. Se trata de un ciclo de cuatro exposiciones a cargo de parejas de artistas. Castillo y Kopelman se adentran en mundos misterioros, de mutaciones de plantas, de seres convertidos en monstruos. Una espectacular escalera de caracol sirve para -˜leer-™ algunas piezas.
Yona Friedman. El espacio Vitrinas, en el hall del Musac, acoge una clarificadora muestra del arquitecto húngaro. A sus 88 años, ha dibujado -˜unicornias-™ (en francés el término es femenino) que explican la idea de la gran metrópoli europea, la «no-ciudad más grande del mundo». María Inés Rodríguez no oculta que está encantada de cómo ha quedado el libro que acompaña a esta muestra.