homenaje al maestro
Zurdo: «No soy un artista humilde, soy realista y estoy felizmente jubilado»
El vitralista recibe hoy el homenaje de las asociaciones de artesanos de Castilla y León y de España
El Hotel París es el escenario elegido para el homenaje que hoy, a las dos de la tarde, rendirán al vitralista leonés Luis García Zurdo la Federación de Organizaciones Artesanales de Castilla y León y la Asociación Nacional de Artesanos. Un galardón que se le otorga por ser un gran defensor de la artesanía por naturaleza, que él define como «la base de todas las culturas». Gracias a él y a otros tantos profesionales de la provincia -"aseguran los organizadores-" los oficios artesanos de nuestra Comunidad han pervivido como una fuente de riqueza, empleo, y patrimonio cultural.
Con este motivo visitamos al singular artesano en su luminoso taller de la ribera del Torío. Y hablando con él nos damos cuenta de que para llevarse bien con Luis García Zurdo hay que seguir algunas sencillas reglas. Por ejemplo: no se le debe llamar en ningún caso maestro. No hay que turbar el orden metódico de las herramientas y materiales de su estudio. Y hay que asimilar a la perfección que la vidriera no es sino una forma más de la pintura. Con esto basta para poder acompañarle por las estancias y talleres de su casa en San Feliz de Torío, muy cerca de la capital. Una estupenda muestra de la arquitectura rural del siglo XVIII, que fuera construida por la noble familia de los Álvarez Robles.
Zurdo, que recuerda como punto crucial en su carrera y también en su vida sus estudios en la Alemania que reconstruía las ciudades que había desgarrado la Segunda Guerra Mundial, se reafirma en su condición de artesano. Piensa que para llegar a ser artista hace falta trabajar con las manos, luchar a brazo partido con la materia.
«Yo solamente soy un artesano. No soy otra cosa. Me considero un amanuense, como esos monjes que hacían los códices en la Edad Media. Eso es lo que más me gusta de mi trabajo. Lo de artista-¦ ¿quién es artista? Hay que partir de una artesanía bien hecha. Recordemos a Miguel Ángel que comenzaba escogiendo los bloques de mármol en la cantera y seguía trabajando hasta completar sus obras. O Leonardo, inventando técnicas de pintura. Como cuando pintó la Sagrada Cena, que tuvo un fallo en las mezclas que hizo que gran obra de arte se convirtiera en un fiasco que casi ha desaparecido. Pero esa es su grandeza, la investigación, el laborar con las manos, el estudiar los materiales e innovar, aunque en algunas ocasiones surge el fallo, en otras nace el éxito. Todos los grandes artistas han sigo magníficos artesanos. A base de darse trompazos vamos caminando hacia delante», asegura.
La magia de la vidriera. Vive Zurdo rodeado de su familia, disfrutando la sombra fresca del amplio corredor de su casa, mientras fuma su enésima pipa de perfumado tabaco, pero siempre con la mente puesta en su trabajo. «Yo -comenta- pinto todos los días. La vidriera no es sino una forma más de pintura. Se puede pintar sobre el lienzo, sobre un papel-¦ o pintar con la luz a través del vidrio. Todo es válido. Lo cierto es que la vidriera es muy complicada, tienes que tener una base muy firme, debes conocer en profundidad su técnica. Jugar con la luz tiene sus dificultades, hay que saber donde se colocará la vidriera, pues la luz que recibe una orientada al norte no tiene nada que ver con una orientada al oeste o al sur. Ninguna de ellas lleva las mismas soluciones expresivas. Esa es la magia de la vidriera».