Diario de León

el invento del maligno

Embajador pop

Publicado por
Javier Martín Domínguez
León

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El nuevo universo pop de los años ochenta tuvo en la música su discurso universal de renovación. Desde Londres como epicentro, las canciones y sus creadores crearon un nuevo estilo de vivir y soñar.

Era el tiempo de los Beatles y los Stones, del hippismo, la liberación femenina, todo envuelto en un nuevo diseño y un nuevo lenguaje. Insuflar en la rancia España del franquismo estos nuevos aires, fue tarea de gente inquieta que tenía en el viaje su manera de vivir libre y en la música el alambre en el que subirse al nuevo sueño. Un chico de amplio bigote nacido en Bilbao fue uno de los más claros embajadores de este movimiento imparable para metérnoslo por nuestros ojos y oídos. José María Íñigo fue el gran embajador pop por tierra, mar y aires; por prensa, radio y televisión. Los adolescentes de la época devorábamos Mundo Joven , la revista en la que se reunió una cuadrilla inigualable de talento. Allí estaban Manu Leguineche, Jesús Picatoste, Román Orozco, .y el bigotudo Íñigo. Ilustraba sus crónicas con una foto en la que una boa se le enroscaba al cuello. Hizo una radio pop vibrante y cercana, y dio el salto a la televisión, Último grito , con dos gigantes de la creación a su lado, Iván Zuluéta y Pedro Olea. No tiene parangón en la época. Después llegarían sus talk shows como Directísimo y Estudio abierto , en los que los españoles entrevistados hacían su rito de ingreso en el catálogo del Spanish pop . Aquella década prodigiosa quedará asociada a él como icono televisivo del momento.

Por eso le rinde ahora homenaje la Academia de la Televisión y por eso Íñigo es nuestro pasaporte a aquel tiempo pasado mejor. En una taberna de Copenhague, donde fuimos a celebrar los cincuenta años del festival de Eurovisión, recordamos con nostalgia provechosa esta biografía tan cumplida. Al rato, el maestro volvía al micro para retrasmitir con gusto y sabiduría medio siglo de éxitos musicales. El también era parte de la banda sonora de nuestra vida. Con solo oírle y verle, volvemos a vivir y sentir nuestro gran momento pop.

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