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El códice vale más de cien millones y el ladrón cobraría uno

La policía blinda Santiago y expertos de Patrimonio se suman a la investigación

El déan y responsable de la custodia del códice, José María Díaz, ante un facsímil.

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a. freire | santiago
León

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La Policía blindó ayer Santiago de Compostela para evitar que el Códice Calixtino salga de la ciudad. Los autores del robo actuaron con limpieza. No les fue necesario perpetrar ningún desperfecto en la basílica, lo que es un indicio de la -˜profesionalidad-™ de los ladrones. Los agentes están ya examinando cientos de imágenes grabadas por las cámaras de seguridad del recinto con el ánimo de identificar a los autores de la sustracción del manuscrito. Su valor es incalculable. Algunos expertos hablan de que podría ser vendido por 100 millones de euros en caso de que fuera objeto de una imposible subasta. Agentes de la Brigada de Patrimonio se han incorporado al dispositivo especial que estaápeinando en Santiago en busca de los atracadores. A la entrada y salida de la capital compostelana se instalaron controles policiales, aunque, según algunas fuentes, quizá ya sea demasiado tarde. En conjunto, doce especialistas se afanan para dar con el paradero de la obra, que data del siglo XII. Tres de ellos provienen de la Brigada Central de Patrimonio Histórico de Madrid, mientras que los nueves restantes están adscritos a la Policía Científica de Coruña y Santiago. Estos últimos hicieron un examen minucioso de la cámara de seguridad y sus alrededores por si tuvieran la fortuna de encontrar algún «material genético» que ayudara a dar con la filiación de los delincuentes. La Policía trabaja con «varias pistas», y una de ellas es que el Códice, cuyo robo tiene todos los visos de ser un encargo, ya ha salido de España. Por eso se ha activado un alerta europea para tener bajo control los canales de venta de esta joya bibliográfica. El antropólogo Manuel Mandianes, del Centro Superior de Investigaciones Científicas, ha señalado que es imposible calcular el valor de lo robado, aunque calcula que «un millón de euros es sólo lo que puede haber cobrado el ladrón por haber hecho el encargo. Ya ha sido avisada la Interpol y se miran con lupa los posibles canales de comercialización.

Negligencia. Una obra tan conocida es muy difícil que se subaste o venda públicamente, de manera que todo hace pensar que la sustracción obedece al capricho de un coleccionista. Los expertos no dejan de sorprenderse por la negligente vigilancia a que era sometido el libro. Si bien los responsables de la catedral no quieren hablar de las medidas de seguridad por consejo de la propia Policía, a nadie se le escapa que perpetrar el robo no exigió demasiada destreza ni pericia, solo buena información. Las medidas de seguridad «eran mínimas». La persona que custodia el archivo, el deán José María Díaz, no sabe con certeza la fecha y hora en que se consultó por última vez el códice y quién lo revisó.