Cómicos de pueblo en pueblo

Recién instaurada la II República en España, el poeta y dramaturgo Federico García Lorca se inventó La Barraca, un grupo teatral universitario que los veranos representaba obras del Siglo de Oro en pueblos donde nunca había teatro. En julio de 1932, los universitarios seleccionados por García Lorca representaron ante el público atónito del Burgo de Osma La vida es sueño, de Calderón de la Barca, ilustrado con bellísimos aderezos del pintor Benjamín Palencia. El propio Federico dio vida al personaje de La Sombra. Era el principio de una aventura que duró cinco años. La Barraca, bajo la dirección del poeta de Fuente Vaqueros, perduró hasta la Guerra Civil. El grupo dispuso de ocho programas cuyo repertorio combinó de varias formas. Recorrió más de media España con un camión y un autobús, llevando consigo absolutamente todo el atrezzo, iluminación y vestuario de sus montajes. En el 2006, la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, cuyo guante ha recogido ahora Acción Cultural Española, rescató La Barraca, temiendo que el tiempo hubiera hecho mella en actividades como ésta, enmarcadas en la cultura popular. Pero el proyecto fue un éxito. La experiencia se repitió al año siguiente con la idea de homenajear aquellos acontecimientos que estuvieran ligados a sucesivas efemérides. Entonces fue el cuarto centenario del poeta toledano Rojas Zorrilla; al año siguiente, 2008, la Guerra de la Independencia; el siguiente, 2009, la aparición del arte nuevo de hacer comedias de Lope de Vega; y en 2010, el Año Xacobeo.