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León

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El invento del maligno josé javier esparza

E l reality-show de Telecinco Supervivientes alcanzó esta semana su máximo en cuota de pantalla: un 32,7%. Si hacemos caso a los datos de los audímetros, eso significa que uno de cada tres espectadores el jueves noche escogió Supervivientes. Y ya sabemos que los datos de los audímetros hay que cogerlos con pinzas, pero el hecho es que ellos son los que marcan el triunfo o el fracaso y el consiguiente reparto de la tarta publicitaria. Así que en Telecinco están contentísimos con estas cifras, porque esta cadena juega a eso y no a otra cosa. ¿Y cómo consiguió Supervivientes semejante récord? ¿Acaso nos mostró ejemplos insuperables de supervivencia? No. En realidad todo consistió en coger a Aída Nízar (uno de los personajillos creados por la cadena), meterla en la tribu superviviente y hacer que soltara veneno, mientras Jorge Javier Vázquez, en el plató, fingía escandalizarse por la cosa y llamaba «hija de puta» al personajillo, con la singular circunstancia de que la madre de la increpada estaba delante. Omito detalles porque no tienen ninguna importancia.

Lo importante es la fabricación del espectáculo de odio a partir de un elemento precipitador -Aída- y un explosivo -Vázquez- en la cámara hueca de un programa de televisión. Naturalmente, uno prepara estos fuegos artificiales, los sirve en pantalla y la gente mira, del mismo modo que todos miramos cuando nos topamos con un accidente (ajeno) en la carretera. Mirar es humano; fabricar miserias, también. Pero si mirar es un acto reflejo, casi involuntario, fabricar miserias es un acto deliberado y consciente que requiere una previa planificación.

Cuando tanto se habla de telebasura, y muchas veces sin saber qué se dice, conviene traer al primer plano ejemplos como este de Supervivientes, porque son telebasura en estado puro. Los fabricantes, claro, se enfadan mucho, porque consideran insultante el epíteto. Pero no, es simplemente descriptivo. Lo insultante es que la gente que fabrica semejantes aquelarres se haya convertido en la dueña de la televisión en España. Así va el país como va.