Esteban

Hacienda ha embargado la casa de Belén Esteban. Resulta que la autodenominada princesa del pueblo debe a Hacienda 300.000 euros.

Eso ha hecho que el fisco abra una investigación sobre los dineros de la doña, de manera que aún podemos llevarnos alguna sorpresa más. Por supuesto, siempre habrá quien diga que estos son asuntos privados y que no tienen nada que ver con la televisión. Pero no: precisamente lo de Belén Esteban solo se entiende desde, para y por la televisión. Dejémonos de hipocresías. Estamos hablando de un personaje al que hace unos pocos meses Telecinco nos presentaba como posible candidato a la presidencia del Gobierno, nada menos.

Estamos hablando de una señora a la que una cadena de televisión ha convertido en punto de referencia de un público crecientemente embrutecido. Estamos hablando de un juguete del mundo del espectáculo que ha convertido en objeto de venta todos los aspectos de su vida. Estamos hablando de un puro producto televisivo, prefabricado por una cadena de televisión para forrarse abusando de la ignorancia y la credulidad de unos cuantos millones de españoles. Por el camino, con este asunto de Hacienda nos hemos enterado de que Telecinco paga a Belén Esteban la friolera de 100.000 euros al mes, es decir, que esta señora ingresa mensualmente más de lo que el presidente del Gobierno de España gana en un año. Le ruego que se detenga usted a pensar en la magnitud del despropósito. Lo peor es que todavía habrá densas multitudes dispuestas a aplaudir a la Esteban y que consideren que todo es una campaña de sus numerosos enemigos o, aún peor, que defiendan el derecho de la -estrella- a engañar a Hacienda, que para eso es la princesa del pueblo, ¿verdad? En fin Cuando una cadena de televisión coge a un personaje sin fondo ni forma y lo convierte en rey del mambo, es normal que pasen cosas así. Y la responsabilidad mayor en toda esta historia, al menos desde el punto de vista moral, no es propiamente del personaje en cuestión, sino de la cadena. Aunque vaya usted a hablarle a Telecinco de -responsabilidades morales-.