Diario de León
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

El invento del maligno

JOSÉ JAVIER ESPARZA

Como usted sabrá, en Castilla-La Mancha ha habido un cambio de poder y el equipo entrante ha descubierto que el saliente le deja una deuda de 1.742 millones de euros en facturas impagadas.

El nuevo gobierno castellano-manchego va a tener que hacer el pino con las orejas (de Nacho Villa) para pagar todo eso, que solo es una parte de la deuda total, y entre las medidas inevitables figura la privatización del canal autonómico, CMT, cuya cifra exacta de deuda ni siquiera se conoce.

Tampoco hay datos sobre la deuda del canal autonómico andaluz. Más cosas: el simpar Bono dijo hace algunos meses que con la deuda de la televisión autonómica valenciana se pagaba toda la deuda de Castilla-La Mancha. Eso no es verdad, como de costumbre, pero sí es cierto que los 1.122 millones de euros que adeuda Canal 9 son una losa insoportable.

En Cataluña, hace algunos meses, había otro relevo de poder y el equipo entrante denunciaba las deudas que le dejaba el equipo saliente: 34.323 millones de euros, es decir, el 28,2% del total de la deuda autonómica en España.

Pero entre las numerosas medidas que ha adoptado el nuevo Gobierno para reducir gastos, ¿cree usted que ha tocado un solo euro de la televisión autonómica? No, eso ni rozarlo.

Porque la televisión autonómica catalana es un instrumento al servicio de la construcción de la conciencia nacional (de Cataluña), como me dijo candorosamente un colega de TV3 hace algunos años. Y usted dirá: ¿Y por qué hemos de pagar todos lo que solo quieren unos pocos? Y esa es la clave de la cuestión.

Aquí llevan muchos años vendiéndonos la moto de que la democracia es muy cara -”Anasagasti dixit e incluso pixit-” y que hay que pagarla, o sea, que hemos de pagarla los de siempre, pero a lo mejor va siendo hora de preguntarse qué relación hay entre la democracia de verdad y la supervivencia de onerosas estructuras de comunicación al servicio del poder de turno.

No se trata de echar gente a la calle; se trata, simplemente, de no seguir sangrando a los ciudadanos con un gasto que el país no se puede permitir. ¿Tan extravagante suena?

tracking