Cultura pictórica paisajística desde los valles al mar
La sala de arte Bernesga presenta una importante colección de pintura figurativa
Curiosamente en el verano, cuando la mayoría disfruta de vacaciones y, por lo tanto, de tiempo de sobra para la cultura, para visitar exposiciones, por ejemplo, la oferta baja sensiblemente. Pero siempre hay alguna muestra interesante en este tiempo estival, sobre todo las colectivas que las galerías comerciales suelen realizar en esa época.
Una de las salas que cuida más su colectiva veraniega es Bernesga que, incluso, este año ha conseguido superarse. Marili ha reunido en las paredes de su galería una estupenda muestra de la pintura figurativa que en este momento de hace en España. Desde grandes paisajistas a pintores, que sin olvidarse de la figura, hacen obras llenas de imaginación, frescura y modernidad.
Así nos encontramos en esta singular exposición estival con los soberbios paisajes marinos de Luis Pardo, que alguien ha titulado como destellos de oro y plata. Pintura de enorme fuerza y original composición
Otro paisajista sugerente es Miguel Peidro, un levantino enamorado de los valles del norte de la península, que interpreta como nadie los dorados escenarios del otoño, mezclando de forma apasionada árboles, caminos rurales y senderos del agua.
Genial también la obra de Eugenio Mayor, un artista al que le gusta trabajar al aire libre, enfrentándose con maestría los pueblos blancos del sur de España. Un pintor neo impresionista de potente colorido y pincelada fácil.
Especialista en retratar con acento nostálgico las playas del norte, las playas del Cantábrico, Carlos Cobían nos acerca a un paisaje más urbano, en el que, además, las personas tienen su sitio. Cuadros de agua y luz que en muchos casos nos trasladan a los dorados años veinte del pasado siglo.
Impresionantes son los paisajes y los personajes grises de López Herrera, pintor de misterios que contempla el mundo desde muy variadas perspectivas, desde la infantil y lúdica, hasta la agobiante maraña de las estructuras viales. Y en medio, la naturaleza, siempre vista con una óptica muy personal.
Los bodegones de Cristóbal Olmedo se refieren a las pequeñas cosas, a los objetos perdidos, a elementos olvidados en cualquier rincón que el artista hace revivir milagrosamente.
Y, aunque parezca mentira, hay más. Está por ejemplo Nadir, el leonés que vive desde siempre un sueño imposible en el que no acaba de encontrar el equilibrio. Y Álvaro Reja, que tiene en esta muestra una de las representaciones más divertidas y hermosas que nunca se hayan pintado de la ciudad leonesa (solamente por este cuadro, ya merece la pena visitar la exposición). Y hay una pintura del genial y añorado Viola, y paisajes expresionistas de Saldaña, y meticulosos cuadros de Boluda, un ex dibujante de cómic que este momento está empeñado en realizar la acuarela más grande que jamás se haya pintado-¦ En fin, mucho y muy bueno. Cuadros para contemplar despacio en el fresco especio de la galería y para disfrutar de ellos intensamente.