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Publicado por
BOQUERINI
León

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Si algo positivo tienen los programas de televisión en verano es que nos hemos librado de una terrible figura presente en todo programa informativo que se precie. El molesto tertuliano, siempre capacitado para opinar de todo lo divino y lo humano, ya sea de economía, de política, de arte o de la energía nuclear. Es un curioso espécimen que se asombra a nuestras casas en los primeros informativos de la mañana y que no desaparece hasta los últimos de madrugada. Se pasa el día corriendo de cadena en cadena (en las pausas en que la televisión se dedica a otras cosas siempre encuentra a mano alguna emisora de radio en la que aparcar), repitiendo machaconamente una y otra vez el mismo pensamiento, ya sea de derechas o de izquierdas, según el caso, que siempre va cinco pasos por delante de las opiniones de los partidos políticos con los que se identifica. Y al final de mes a hacer caja. Resulta lógico y perfecto que en los informativos se llame cuando un tema lo requiere a algún experto para que alumbre con su sabiduría los temas que al común de los mortales nos cuesta entender. En general pueden ser prestigiosos catedráticos o científicos, pero no resulta de recibo que individuos, que no se sabe de donde han salido, y que en su DNI, donde dice profesión debería poner tertuliano, porque no consta que se dediquen a otra cosa, nos impongan su pensamiento único de forma machacona. Algunos aseguran tener una profesión, pero no la deben ejercer porque con este continuo peregrinaje durante 20 horas diarias (y gracias a Dios que no hay tertulias políticas a las 5 de la madrugada) salvo que posean el don de la ubicuidad, resulta imposible que pisen su centro de trabajo. En general son unos individuos faltones, que se interrumpen unos a otros continuamente (y como siempre son los mismos en todos los programas, fuera de cámara resulta que hasta se han hecho amigos), que chillan, como si el volumen de su voz les diese la razón, y que nunca jamás admiten una equivocación ni mucho menos un cambio de opinión. Pero esta ausencia es un espejismo veraniego. Todos volverán en septiembre y cuidado, que se aproxima una campaña electoral, lo que va a significar tertulianos encrestados, en posesión de la verdad absoluta y con unas enormes ganas de crispación.

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