Crítica | marcelino cuevas
Una plaza blanca y 700 personajes
Rafael Anel presenta en el Palacio de don Gutierre la intervención ‘Colectivo’.
La primera novedad de la nueva intervención en el Patio del Palacio de Don Gutierre, es que ha desaparecido de su publicidad el lleunés, siguiendo las nuevas directrices marcadas por el nuevo concejal de Cultura Leonesa, Fiestas y Patrimonio, Juan Pablo García Valadés. La segunda, en aras de la austeridad, es la desaparición en el menú del ágape de inauguración, de la empanada de morcilla y manzana, que se había convertido en un clásico. Naturalmente, la última novedad es la presentación de Colectivo, del joven artista leonés Rafael Anel, que reúne tres instalaciones bien diferenciadas aunque con un objetivo común: la familia vista desde diferentes perspectivas. En el primer piso del palacio se ofrece la proyección de un vídeo, y una pintura apenas bosquejada.
Los protagonistas del vídeo son una muestra de la conocida familia leonesa Martín- Granizo, a la que el artista pertenece. Veintitrés personas alrededor de una mesa muestran el aspecto festivo de las relaciones familiares. Mientras que en el mural que la acompaña, se unen tres generaciones de la misma estirpe teniendo como nexo de unión la presencia de un autorretrato del pintor.
La segunda de las aportaciones de Rafael Anel, está compuesta de cinco imágenes de diferentes tamaños, realizadas a través del ordenador, una de las facetas más reiteradas en la obra del artista. Se trata de la descomposición infográfica de diversos personajes, que el artista llama «autómatas», y que dan paso a la intervención principal, la situada en el mismísimo patio de la entidad.
El espacio comprendido entre las columnas del Patio de Don Gutierre, se ha convertido en una enorme plaza de suelo completamente blanco, en la que transitan, dialogan y descansan y discuten, más de setecientas personas. Personajes que pueblan el suelo inmaculado como inquietas familias de hormigas grises.
Es un trabajo para contemplar despacio y para interpretar con cuidado. Cada grupo, cada uno de los setecientos y pico personajes, está completamente individualizado y tiene una misión concreta. Es como un gran fresco en el que se supera la unidad familiar para llegar a convertirla en un auténtico pueblo lleno de sugerencias.
El artista pretende que está parte de su muestra evolucione a lo largo del tiempo. «Sí, al estar a la intemperie -dice- los agentes meteorológicos actuarán sobre ella, de forma que cuando dentro de un mes la exposición termine, se habrán añadido elementos espontáneos y, también, habrá desparecido parte de la pintura. Por lo tanto esta inmensa plaza y sus más de setecientos personajes, vivirán de alguna manera su periplo existencial en este espacio del viejo Palacio».
Lugar: Palacio de Don Gutierre.
Horario: laborables, de 9.00 a 21.00 horas. Hasta el 14 de octubre.