Diario de León

opinión | el invento del maligno

Colegas

Publicado por
Juan José Esparza
León

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A veces los compañeros hacen cosas que le enternecen a uno, por mucho que todos nos conozcamos y ya nadie crea en eso que se llama solidaridad profesional. Ocurrió hace un par de tardes en Madrid, durante la manifestación de los sindicatos de enseñanza contra Esperanza Aguirre.

 

Pocas cadenas hay tan gubernamentales como La Sexta, y allí estaban sus cámaras filmando aquella movilización contra la derecha. Pocas cadenas hay tan antigubernamentales como Intereconomía, y allí estaban también sus cámaras para contar lo mismo, pero desde el punto de vista opuesto.

 

La libertad de expresión consiste precisamente en eso. Pero he aquí que los manifestantes, intolerantes, no lo entendían del mismo modo y acosaron a la periodista de Intereconomía hasta el borde mismo de la agresión física. ¿Quién intervino para evitarlo? ¿Otros manifestantes? ¿La Policía? No: los compañeros de La Sexta, que pusieron su conciencia profesional por encima de sus simpatías o antipatías políticas. Y, oiga, a mí esto me parece muy bien.

 

Primero, porque objetivamente es intolerable que unos manifestantes cualesquiera la emprendan con un medio de comunicación, sea del color que fuere.

 

Y además, porque me parece muy sano que los periodistas seamos los primeros en entender que el pluralismo es condición imprescindible para nuestro trabajo. Aquí hemos pasado demasiados años aguantando que tales o cuales políticos discriminaran a tales o cuales medios; lo políticos han buscado la complicidad ideológica de los periodistas y demasiadas veces hemos mordido ese anzuelo. Pero hay cosas que deben estar por encima de las afinidades de parte. Por ejemplo, el interés general.

 

Y en materia informativa, el interés general consiste en que los periodistas tengan entera libertad para contar lo que pasa sin que nadie les acose, discrimine o, menos aún, les pegue. Así que laureles sin tasa para los profesionales de La Sexta, que estuvieron en su sitio.

 

Y a la patronal de las teles, la Uteca, y a la Asociación de la Prensa, convendría recordarles que esto también es competencia suya. O debería serlo.

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