Gamoneda: «Tagore es, en España, un lamentable caso de olvido»
El 150 aniversario del nacimiento del gran poeta indio centró ayer el Foro Quevedo .
El poeta Antonio Gamoneda opinó ayer que, en un tiempo en que las comunicaciones tienen al planeta en «una especie de sintonía constante», permanece cierta tendencia al olvido y ha afirmado que Rabindranath Tagore quizá sea «uno de los más lamentables casos de olvido» para los españoles.
Gamoneda hizo estos comentarios en un desayuno-coloquio del Foro Quevedo en el que se abordó el legado del poeta bengalí, escritor clave de la literatura moderna al que la Unesco ha dedicado 2011 como ‘año Tagore’ por el 150 aniversario de su nacimiento.
En este encuentro, organizado por la Agencia Efe junto con Diario de León, Televisión de Castilla y León y Punto Radio en el Parador Nacional de San Marcos, Antonio Gamoneda apuntó que la noción del amor en la obra de Tagore ejemplifica una actitud, «perfectamente homologable» en la actualidad, que «trasciende el espacio de lo humano» y lleva su voluntad de pacificación a «todo lo que representa la vida». Tras ensalzar esa idea de concordia entre todos los seres humanos, ha considerado que la «pretendida» globalización, con su fondo económico, tendría que parecerse «mucho más» a la idea de Alianza de Civilizaciones del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
También se refirió el premio Cervantes leonés a la implicación de Tagore, nacido en una familia bramánica acomodada, con la situación política de la India colonizada y a su disposición para el entendimiento como forma de solventar los problemas. A este respecto, la escritora y directora de la Oficina de Educación y Cultura de la Presidencia de Gobierno, Marifé Santiago Bolaños, recordó que Gandhi y Tagore eran «muy buenos amigos» porque, a pesar de sus diferencias políticas, los dos buscaban lo mismo.
Precisó Marifé Santiago que, mientras Gandhi rechazaba lo externo y proponía el retorno a las tradiciones locales, Tagore propugnaba la unión de ambas realidades y la «revolución de los espíritus». Para llevarla a cabo, dijo, Tagore fundó una escuela en Shantiniketan para las clases desfavorecidas, con el propósito de que «perdieran el miedo» de acudir a las aulas y de que, en definitiva, reclamaran a través de la educación su derecho a ser seres humanos.
«No es difícil que uno reclame lo que no tiene, pero es muy difícil reclamar para otros lo que tú tienes», agregó Santiago, quien comparó la labor de Tagore como educador con la Giner de los Ríos, en España, con la Institución Libre de Enseñanza.
Santiago Bolaños concluyó su intervención con el discurso que Tagore pronunció al recibir el Premio Nobel de Literatura en 1913 y en el que hacía una invitación para que el Este y el Oeste, «que empiezan a unirse porque no les queda más remedio», se encuentren.
«Y la forma de encontrarnos unos a los otros es extender nuestras manos y apretarlas. Y apretando estas manos construir entre todos una nueva civilización y una gran cultura, la cultura del porvenir», citó. También tomó la palabra Violeta Medina, poetisa chilena y autora de la antología de poesía bengalí La pared de agua , la única que se ha hecho hasta el momento traduciendo directamente de esa lengua al castellano.
Bengalí, lengua de cultura. Medina comentó que la iniciativa surgió porque había en las librerías españolas un «vacío» de esa poesía tras la muerte de Tagore y subrayó la importancia del idioma bengalí, que, a pesar de ser minoritario en la India, es la lengua de la cultura en ese país, donde la hablan más de 100 millones de personas, y más de 250 millones si se le suman los habitantes del vecino Bangladesh.
Este apunte sobre la dimensión de la literatura en esa lengua ha suscitado la última reflexión de Antonio Gamoneda en el acto. «Qué extraño me siento yo mismo descubriendo que una inmensidad pueda ser tan desconocida tal y como está comunicado el mundo hoy en día», concluyó.