Diario de León

El leonés que creó su Utopía en el sur

El periodista Miguel Ángel Fernández ha montado un museo único en Cadiz con 3.000 objetos de los años 30.

León

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Sintió la llamada del sur. Para entonces, el leonés Miguel Ángel Fernández ya había conocido a algunas de las personalidades más importantes del siglo XX: Buñuel, Dalí, Alberti, Picasso, Miró... Todo comenzó en los setenta. Miguel Ángel Fernández acababa de terminar Periodismo y Políticas y funda Galería Multitud. Era el año 1974 y España aguardaba el fin de la dictadura. Fernández contacta con los supervivientes de las vanguardias y sucumbe al talento de los creadores de la década de los años 30. Es un tiempo de explosión creativa, cuando surgen los ‘ismos’ del arte. Años que no conoció pero que le acaban atrapando. La galería madrileña, que se convirtió en un lugar de culto, duró cuatro años y fue el primer intento de revisar el arte español de los veinte y los treinta, de escribir una historia no contada por el franquismo.

Cansado de Madrid, en el 2006 Miguel Ángel Fernández se embarca en la aventura de construir en la localidad gaditana de Bene-lup un museo. Transforma antiguas casas del pueblo en Utopía. A través de subastas en Internet ha recopilado más de 3.000 piezas de los años 30-40. Ha reunido una colección única y singular: objetos de la vida cotidiana, ropa, vinos, mobiliario, discos, publicaciones, sombreros de Christian Dior, lámparas, fotografías...

A 78 revoluciones por minuto. Entre sus ‘tesoros’, que proceden de casi todos los rincones del mundo, su favorita es una colección inconclusa del Archivo de la Palabra. Sólo la Biblioteca Nacional y la Residencia de Estudiantes tienen los 32 discos que se editaron. En un gramófono de hace ochenta años el visitante puede escuchar uno de los seis discos de baquelita (a 78 revoluciones por minuto) que adquirió en Uruguay y en los que ha quedado inmortalizada la voz de Niceto Alcalá-Zamora, Valle-Inclán, Ortega y Gasset, Margarita Xirgú o Juan Ramón Jiménez. El museo exhibe fotos tomadas desde el célebre Graf Zepellin, un gigantesco dirigible alemán de 236 metros. En Utopía existe un piano de principios del siglo XX idéntico al que Lorca tenía en la Residencia de Estudiantes. También se conserva el documento que las autoridades portuarias obligan a firmar a Niceto Alcalá-Zamora cuando desembarca en Argentina en 1943. En una vitrina se puede leer la carta en la que comunican a una familia que su hijo ha muerto en la Guerra Civil. Además, hay revistas y periódicos de los años treinta de casi todo el mundo, desde Life a Time, Frente Rojo, El Financiero, La Vanguardia, Le Journal de la Femme o Mundo Gráfico.

A Miguel Ángel Fernández no le bastaba con coleccionar objetos singulares, así que decidió t‘atesorar’ amigos. Ha convertido Utopía no sólo en un museo, sino en un rincón para la charla, el pensamiento y la música. Tiene un pequeño hotel, con 16 habitaciones, decoradas igualmente con muebles originales de los años 30, y un cabaré, por cuyo escenario desfilan habitualmente artistas como Los Intocables, el Gran Wyoming y Los Insolventes, Mikel Erentxun, Zenet, Pablo Carbonell o el mismísimo Slash, el guitarrista del mítico grupo estadounidense Guns N’ Roses. «Utopía es un sitio de noches largas, donde se habla de música», dice Fernández.

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