Desnudos
El invento del maligno rosa belmonte
La BBC recibió unas cien quejas por los desnudos de Sherlock , cuya primera temporada Antena 3 estrenó el jueves. En la estupenda serie británica, la ‘dominatrix’ Irene Adler conoce desnuda al protagonista y enseña más de lo que por aquellas tierras se estila. En cualquier caso, el detective lo ve todo pero al espectador se le enseña menos. Los responsables de la producción, que se lo pensaron mucho, ya se imaginaban lo que iba a pasar pero piensan seguir adelante porque Sherlock es entretenimiento con un punto de descaro. Una serie que toma riesgos, como también lo son las letras en la pantalla. De lo que no cabe duda es de que se trata de una modélica adaptación moderna (al Londres de hoy) del clásico de Conan Doyle.
En España nadie se quejaría por unos desnudos (bueno, alguien lo haría porque siempre se queja alguien). En Toledo les faltó tiempo para poner una escena de agresión sexual y otra de baño al aire libre, quizá homenaje a La lozana andaluza (sería lozana mora toledana). Ambas, con exhibición de turgentes pechos. Ha sido esta una semana de estrenos patrios. Primero, Toledo (Antena 3), a la que uno no se puede tomar en serio como artefacto histórico aunque sí como divertimiento medieval. Pese a las licencias, tampoco es que llegue a los extremos de Juana la Loca, de vez en cuando o Cristóbal Colón, de oficio descubridor . El otro es La fuga , en Telecinco, un muy loable intento de drama carcelario apocalíptico. Si Toledo tiene lejanos parecidos con Juego de tronos , La fuga los tiene con Celda 211 , Prison break , Cara a cara o V . Nada que objetar. Son buenos moldes para hacer un drama entretenido y diferente, aunque se parezca a tantas cosas.
Mientras no seamos británicos no vamos a hacer Grandes esperanzas (la producción lujosa de esta Navidad en la BBC). Ni Black Mirror , la rompedora e inquietante miniserie de Channel 4. Ni Sherlock . Pero podemos disfrutarla dos jueves más en la cadena Antena 3 (se trata de tres episodios de hora y media de duración). El otro día acabó a las 00.17 horas. A esas horas nadie se queja por unas tetas.