Historia de un museo de historia
Pallarés ha recibido 300.000 visitantes desde su apertura hace hoy cinco años.
Una de las salas del Museo de León, instalada desde hace cinco años en el edificio Pallarés.
Han pasado justo cinco años desde que el Museo de León se instaló en Pallarés y, en este tiempo, por los antiguos almacenes de ferretería, han pasado cerca de 300.000 visitantes —56.000 en el último año—. «Es uno de los museos más importantes y visitados», afirma con orgullo su director, Luis Grau, que no oculta que el Museo de León es el único que tiene publicado su proyecto museológico, lo que le ha convertido en referente y guía de otros museos provinciales. La apertura del Museo de León puso fin al misterio que se cernía en torno al edificio Pallarés desde hacía trece años, cuando se cerró a cal y canto para acometer sucesivas e interminables obras. El 25 de enero del 2007 la entonces ministra de Cultura, Carmen Calvo, inauguraba una exposición concebida como un «viaje» por 300.000 años de historia, a través de 2.500 obras cuidadosamente seleccionadas, la mitad de ellas inéditas para el público. Una intensa nevada impidió al presidente Zapatero acudir a la inauguración, pero visitó el museo un mes después —el 27 de febrero— y aseguró: «Con este museo hemos recuperado la historia de León».
En el inventario del Museo de León constan 130.000 piezas, de las cuales más de 10.000 son «museísticas». El edificio Pallarés ha recibido en los últimos años de media entre tres y cuatro donaciones de obras «de primer nivel», según las califica Grau. Los fondos del museo también han ido engordando gracias a los objetos desenterrados en las excavaciones de la provincia, que desde la crisis, han ido menguando. El Museo de León aún aguarda las ‘cajas’ con las piezas desenterradas en el yacimiento de Lancia, que aparecieron con las obras de la autovía León-Valladolid. El museo, cuya instalación en Pallarés costó más de 12 millones de euros —incluida la compra del inmueble—, alberga la historia de León en seis pisos (dos sótanos, baja y tres plantas), desde los primeros pobladores a la edad contemporánea. Tallas, esculturas, elementos arquitectónicos, de ornamento, lápidas, monedas, óleos, mosaicos, joyas, piezas arqueológicas, documentos, libros, fotografías, mobiliario, maquinaria...
Junto a la exposición permanente el museo acoge entre cuatro y cinco temporales, además de las actividades destinadas a escolares y talleres, que convierten a Pallarés en un centro «que no necesita copiosas y constantes inyecciones de dinero para capitalizar su importante patrimonio».