Limpieza
El invento del maligno josé javier esparza
La televisión italiana ha cancelado Física o Química , el serial de alienación docente/adolescente que aquí ofreció Antena 3. En Italia la estaba emitiendo Rai4, cadena pública, a hora tan impropia como las dos y media de la tarde (sí, sí: en todas partes cuecen habas; la diferencia es que allí las retiran del fuego antes de que haya incendios). Ya habían emitido tres temporadas, pero la cuarta ha sido demasiado. Naturalmente, la prensa adicta se ha apresurado a decir que el cierre obedece a «presiones de medios ultraconservadores», o sea, todos aquellos que no aceptan la propaganda nihilista, es decir, algo más de medio mundo. Hay que recordar que aquí, en España, los tales medios «ultraconservadores» fueron asociaciones de telespectadores, de profesores e incluso de alumnos, y que Antena 3 se paseó las protestas por el forro de sus caprichos hasta que la cosa llegó tan lejos que su presencia en pantalla se hizo insostenible.
Así Física o Química pasó a horario de medianoche, primero, y a cadena digital después. En Italia han sido más expeditivos, lo cual no cabe sino elogiar con vehemencia. Uno de los que más se ha distinguido en la crítica a FoQ es el periodista del Libero Quotidiano Francesco Borgonovo, al que desde aquí enviamos nuestro más efusivo abrazo solidario. Dice Borgonovo que esta serie «nació en la España de Zapatero y encarna sus ideales: la libertad es igual a la ausencia de reglas». Está bien visto. Borgonovo dice más cosas.
Por ejemplo: «La esfera sexual se hace pública hasta la náusea. Y cualquier personaje con una actitud conservadora se presenta como un imbécil y es ridiculizado». O esto otro: «El mejor personaje, el más honesto y sensible es el homosexual, Fer, mientras que el resto son tipos turbulentos. Los gays son puros y por ello deben ser tratados como los osos polares». Y concluye el periodista: «No es necesario que una cadena estatal retransmita algo así que se financia con la renta de los italianos». No sé si estos serán juicios «ultraconservadores», pero a mí me parecen, simplemente, verdad. Bravo Borgonovo.