María Adánez | actriz
«La cultura, la medicina del pueblo, resulta más necesaria que nunca»
Dice esta popular intérprete que el teatro, afortunadamente, «no se puede piratear» y que sigue siendo un espectáculo tan auténtico como honesto. El jueves llega a León con ‘La escuela de la desobediencia’, intensa reflexión sobre la libertad femenina que constituye, asegura, una «delicatessen» teatral.
Enterada Susanne (Cristina Marcos) de la existencia de un plan para que su querida prima Fanchon (María Adánez) ingrese en un convento, ésta la invita a matricularse en una peculiar escuela en la que aprenderá a gozar del deseo carnal para que a través de su cuerpo y su propio placer pueda decidir qué destino tomar: hacerse monja o casarse, lo más seguro con alguien impuesto por su padre. Es La escuela de la desobediencia , intensa reflexión teatral sobre la mujer y su capacidad de elegir que este jueves llega al Auditorio Ciudad de León (a las 21.00 horas, 22 euros).
—¿Cómo puede un espectáculo basado en obras de los siglos XVI y XVII transmitir un mensaje significativo al público actual?
—Bueno, aquí en España, aunque todavía queda mucho por hacer, se ha avanzado mucho en este aspecto, el de la libertad de la mujer, pero desgraciadamente en otros países no se ha evolucionado tanto en lo que respecta a la educación, que está en la base de este problema y que es la base también de esta obra.
—¿Cuál ha sido el papel de Paco Bezerra a la hora de crear esta dramaturgia?
—En realidad La escuela de la desobediencia es una dramaturgia contemporánea, obra de Paco Bezerra, realizada a partir de dos novelas dialogadas, L’école des filles au la philosophie des dames , atribuida a Michel Millot, e I Ragiomenti , de Pietro Aretino. Por encargo del productor, Bezerra ha fusionado con brillantez estas dos piezas.
—¿Cómo está percibiendo, desde lo alto de las tablas, la reacción del público a ‘La escuela de la desobediencia’ durante toda esta gira?
Lo que veo es que está gustando mucho y que la gente, ante todo, disfruta. Hemos tenido muchísimo público en todas las funciones y la verdad es que el público parece pasárselo pipa, que en el fondo es de lo que se trata, además de, cómo no, mover a la reflexión.
—¿A qué debe enfrentarse su personaje, Fanchon?
—A sus propios miedos y a la educación que ha recibido, al ambiente opresivo que rodeaba a la mayoría de las mujeres en aquel tiempo. Fanchon es una joven a la que van a meter novicia en un convento pero que permanecerá encerrada con su prima Susanne para que ésta le enseñe a desobedecer, a escucharse, a conocerse a sí misma a través de su cuerpo. Al principio se muestra reacia pero es una chica inquieta y valiente y decide aceptar el reto.
—¿Le resulta difícil acceder al texto, entrar en aquella época, en principio tan distinta?
—No, Bezerra ha hecho un trabajo brillante y el texto es en realidad muy directo. Yo veo que la gente, en poco tiempo, se hace rápidamente con el ambiente y con el argumento.
—¿Cómo animaría al público a acudir a la función del jueves en el Auditorio de León?
—Pues diciéndole que es una auténtica delicatessen , ya que no sólo hay actores en esta obra dirigida por Luis Luque, también se disfruta de música de época, con una intérprete de viola di gamba y una soprano.
—La gente sigue acudiendo a las funciones con asiduidad. ¿Cómo sale adelante el teatro en nuestro país?
—Pues sobrevive, gracias a Dios. Por ejemplo, se ha notado mucho que los ayuntamientos ya no tienen tanto dinero para contratar como antes. Pero aún así estamos asistiendo a grandes éxitos en el teatro español, como Follies , de Mario Gas, por poner sólo un ejemplo.
—No sufre el teatro los mordiscos de, por ejemplo, la piratería, como le pasa a la música o al cine, o no en esa medida...
—Claro, todavía no, ver una obra de teatro por Internet (incluso por televisión) es desvirtuarlo completamente, pierde toda su gracia y deja de ser lo que es. El teatro, al menos por el momento, no se puede piratear y por lo tanto es una experiencia inigualable sobre un escenario, un espectáculo necesario.
—¿Cómo ve los recortes y las medidas del Gobierno para afrontar la crisis, especialmente en lo que respecta a la cultura?
—Pues mira, yo tengo 36 años y nunca había visto una crisis de este calibre. Yo entiendo que haya que tomar medidas para sacar el país adelante y que todos los sectores tienen que realizar un esfuerzo, pero me parece muy importante que siga habiendo cultura, que es la medicina del pueblo y, desde mi punto de vista, más necesaria que nunca, así que veo un error enorme ver como superfluo o accesario los libros, el teatro, la música, la televisión, la ópera...
—Han aparecido, incluso, nuevas formas de mecenazgo, como el ‘crowdfunding’...
—Desde luego, la crisis agudiza el ingenio y esa es una buena fórmula para sacar proyectos adelante, encontrar a personas que deseen invertir en producciones culturales.
—¿Y cuáles son sus propios proyectos, esos en los que está embarcada actualmente?
—Pues, aparte de una obra a final de año en la que trabajaré a las órdenes de Josep Maria Flotats, también continúo con la promoción del primer cortometraje que he escrito, dirigido y producido, 5º B, escalera derecha , protagonizado por Carmen Maura y que estrenamos en la pasada edición de la Seminci y con el que también estuvimos en el Festival de Málaga.