el invento del maligno
Luna
Antena 3 ha estrenado con gran éxito esta semana Luna: el misterio de Calenda, una serie española producida por Globomedia, dirigida por Luis San Narciso y protagonizada (hiperprotagonizada, más bien) por Belén Rueda. Las cifras del estreno han sido estupendas: una cuota del 19,2%, más de tres millones y medio de espectadores y líder de la jornada del martes frente al Tú sí que vales de Telecinco. Las críticas, sin embargo, no han sido tan sobresalientes como los números. Luna cuenta la peripecia de una juez que se marcha a un pueblo (Calenda) con su hija para recomponer la relación con su marido, que es el capitán de la guardia civil local (lo interpreta Leonardo Sbaraglia); el marido desaparece en extrañas circunstancias y ahí empieza a liarse la madeja. ¿Por qué la crítica se ha mostrado poco entusiasta? Porque Luna, a juzgar por el primer episodio, es una especie de contenedor narrativo donde los autores han vaciado un montón de temas tópicos del género de terror —individuo urbanita trasplantado a recóndito escenario rural, vecinos inquietantes, secretos inconfesables, hombres lobo— y, una vez extendidos sobre el papel, han compuesto con ellos una historia para que la interprete Belén Rueda.
En principio se trata de un relato dramático, pero, como es una serie española, no pueden faltar recursos ocasionales de tipo cómico-costumbrista (de momento, el romance de Vera y Nacho) para que la gente no zapee demasiado pronto. Y como se trata de enganchar a varios segmentos de público, tampoco falta una trama de tipo juvenil (la de la hija, Leire, interpretada por Lucía Guerrero).
Al espectador aficionado a las series no le habrá costado mucho descubrir dónde ha visto ya los hilos de esta trenza: en Twin Peaks, Crepúsculo, Doctor Mateo ( el lado rural), etc. La atmósfera general le recordará a usted la de El internado, cosa enteramente lógica porque sus creadores son los mismos. Nada del otro jueves, en fin. Pero Luna es un producto fabricado para triunfar, no para complacer a la crítica. Y sin duda la apuesta saldrá bien.