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León

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El invento del maligno yolanda veiga

La conciencia medioambiental que hemos desarrollado se la debemos a Félix Rodríguez de la Fuente. Él nos enseñó a no temer al buitre negro, ni al macho montés y a distinguir al lobo del zorro a aquellos que no habíamos visto nunca ni a uno ni a otro. Como en los años 70 la televisión era una sola, toda la parroquia era suya. Y entre aquellos chavales que miraban con la boca abierta los complejos rituales de apareamiento de las bestias estaba Luis Miguel Domínguez.

Este naturalista tiene una joya de programa en La 2, Biodiario , un microespacio de entre tres y siete minutos que se emite de lunes a jueves y los domingos a una hora rara, las 18.55. Acaban de cumplir 700 programas, pero los recortes en TVE les han dejado sin efectivo para comprar tantas velas, así que la celebración ha quedado un poco deslucida. El aniversario, al menos, les permitirá hacer algo de ruido y quizá hasta enganchen al programa a algún espectador despistado.

Como Félix, también Luis Miguel tiene un estilo muy particular. «Porque la biodiversidad es la vida y nos gusta vivir», es su grito de guerra, aunque nunca le sacarán un politono... Luego se calza las botas, se arremanga la camisa y se va a recorrer la vía verde del Guadiana o los senderos de El Hierro, visita un criadero de murciélagos o el mercado de verduras de Tolosa. Y siempre tiene una curiosidad que contarnos: que si los astronautas llevan guantes inspirados en la manera en la que la salamanquesa rosada se adhiere a las paredes verticales, que si hay más de 7.500 variedades de manzana, que si el mejor anís destilado de España se hace en Córdoba...

Y todo esto lo relata Luis Miguel con ese tono del profesor entusiasta que introduce silencios teatrales para que el personal no se duerma. No lee, ni recita lo que le indican por el pinganillo, él habla. Y de vez en cuando se pierde en reflexiones que si las hiciera en un programa con más audiencia le sacarían en los zappings: «¿Seré quizá un cochino ibérico?».

Hay unos cuantos. Pero no todos son pata negra.

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