«Velasco merecía este libro, pero también más, por ejemplo, una calle»
El Club de Prensa acogió la presentación del libro sobre el último cartelista de cine .
Un artista. Ni un simple artesano ni un creador aficionado. Juan Antonio Velasco (Bembibre, 1932-León, 2009) empleó todo su talento —que era inmenso— en dar forma a grandes carteles de cine y retratos de estrellas de Hollywood que no sólo constituían mero reclamo para las películas que ‘echaba’ el venerable y mítico Teatro Emperador sino también entrañable paisaje visual grapado a la memoria de muchas generaciones de leoneses.
El Club de Prensa del Diario de León acogió ayer la presentación de Velasco y el Emperador , libro de gran formato editado en homenaje a uno de los últimos cartelistas de cine en España que ya había aparecido en el año 2010 pero que ahora, a partir de este domingo, podrá adquirirse junto a este periódico al asequible precio de 19.95 euros, muy por debajo de su valor real.
Los ponentes destacaron la gran pasión que Velasco ponía en una labor en la que se empleó a fondo durante cerca medio siglo y el hecho de que sus creaciones fueran pura cotidianeidad para infinidad de ciudadanos. Así, el director del Diario, Pablo R. Lago, recordó con nostalgia los carteles que Velasco elaboraba también para el ponferradino cine Morán y calificó el volumen de «espectacular en cuanto a sus imágenes y los textos que le acompañan», pero también hizo ver que Velasco fue un artista, como tantos otros, «inadecuadamente tratado en esta provincia» por lo que el libro supone «todo un acto de justicia». Por su parte, María José del Río, responsable de la editorial Kinesia, recordó que los dos grandes protagonistas de la obra son «dos iconos leoneses»: el suntuoso Teatro Emperador y su inolvidable cartelista, y afirmó que esta producción está destinada «a todos los leoneses y a los amantes del cine y la cultura en general». El profesor y crítico de cine Gonzalo González Laiz rememoró a Velasco como un «apasionado del séptimo arte» y afirmó que no sólo él sino toda su profesión, «nos ha dejado», en referencia a un oficio prácticamente extinto ya merced al desarrollo, sobre todo, de las nuevas técnicas de impresión. Merecía este libro pero también «mucho más», y apeló González Laiz a las instituciones para que le sea dedicada al artista berciano «una calle o al menos una placa» en la ciudad. Jaime Torcida hizo ver que existen muy pocos libros sobre carteles de cine en España y que Velasco fue, ante todo, un «creador de ilusiones».
Y cerrando la nómina de autores del texto que puede leerse en el libro, el periodista Marcelino Cuevas no dejó de referirse a la penuria «económica y anímica» en la que cayó Velasco cuando, en 2006, se cerró el Emperador («no pudo superarlo», dijo), y de hecho su muerte inesperada le impidió disfrutar de esta obra pensada para ayudarle a superar esa situación. Juan José Rodríguez, promotor de la idea, también murió antes de verlo impreso, pero por fortuna Kinesia ‘rescató’ este volumen que saca del olvido a uno de nuestros paisanos imprescindibles.