COMUNICACIÓN | Olga Rodríguez. periodista
«Qatar y Arabia Saudí tratan de reencauzar las revoluciones árabes»
Juan Diego Botto y Pedro Trapiello presentan esta tarde en El Corte Inglés el libro de la periodista leonesa Olga Rodríguez Yo muero hoy en el que desentraña el activismo silencioso que ha desembocado en el estallido de las revoluciones de la llamada primavera árabe.
Dice Olga Rodríguez que ninguno de los que en la plaza Tahrir de Egipto coreaban Yo muero hoy —slogan que da título al libro— lo hacía con la intención de morir. «Lo que trataban de representar era su intención de recuperar la intención perdida», subraya, «la voluntad de sentirse vivos de nuevo».
—¿Qué similitudes encuentra entre las distintas revueltas de los países árabes?
—Cada país tiene un escenario diferente pero hay similitudes. Todos ellos estaban gobernados por dictaduras represoras, regímenes sin libertad en los que la censura, la opresión y la tortura campaban a sus anchas, y todas ellas estaban apoyadas por potencias extranjeras, Estados Unidos en el caso de Egipto y Rusia en el de Siria, por ejemplo. Además, la situación económica ha empeorado y la brecha entre ricos y pobres ha aumentado. En los últimos años, se fueron implementando políticas desde el FMI y el Banco Mundial dirigidas a reducir el déficit que no han hecho sino aumentar la miseria de las clases medias. Creo que este tipo de medidas nos suenan.
—¿Hasta qué punto se corre el riesgo de que las antiguas dictaduras sean sustituidas por la Sharia?
—Hay mucho que decir en torno a esa posibilidad. En primer lugar porque las revueltas árabes han dejado de ser mediáticas. Los egipcios y yemeníes siguen manifestándose, pero ya no son noticia. Dicho lo cual, hay que señalar la existencia de actores que intentar reencauzar las revueltas para regresar a un status quo previo y aumentar su influencia en la región. Es el caso de Arabia Saudí y Qatar, países teocráticos e inspiradores de la doctrina wahabí y que curiosamente son aliados de Occidente. El auge del islamismo puede resultar un problema, pero las revueltas árabes no tienen entre sus sloganes la Sharia, sino la vivienda, el empleo y la libertad. La frase más coreada durante aquellos días era Plan, libertad y justicia social.
—¿Qué historias te han llegado con más fuerza?
—Todas las historias que describo en el libro pertenecen a personas a las que conozco desde hace años. Puede ser que sea Egipto el país que más me haya enseñado porque allí fue donde aprendí a renunciar al escepticismo. Egipto me mostró que sin optimismo no se puede reivindicar un cambio. Hay una frase de Eduardo Galeano que dice que mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo. Ese es el espíritu que he tratado de capturar en el libro y que es aplicable a cualquier lugar del mundo. Creo que este paso del derrotismo a la indignación y a la acción resulta fundamental.
—¿Se pueden contagiar?
—De hecho, se han convertido en un modelo de protesta. Como decía Luther King, la rebelión es el lenguaje de los ignorados y las demandas de la plaza Tahrir se pueden encontrar aquí. De hecho, una de las personas que puso en marcha la acampada de Sol me llamó aquel día para que le explicara como se organizaron en Egipto.
—¿Qué papel han jugado las mujeres en todos estos movimientos?
—Las mujeres han sido líderes en las revoluciones árabes. Durante los últimos años han llamado a la rebelión y han trabajado por la igualdad. Es muy llamativo y esperanzador.
Lugar: sala Ámbito de El Corte Inglés
Hora: 20.00.
Entrada: libre y gratuita.