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toros. FERIA DE SAN ISIDRO

Caballero sorprende y corta una oreja

La novillera Conchi Ríos ayer en la faena de muleta a su primer novillo.

Publicado por
juan miguel núñez | madrid
León

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El novillero Gonzalo Caballero, que toreaba su segunda novillada con picadores, cortó una oreja ayer en Madrid, como en la anterior, en Sevilla, en la Feria de Abril, revelándose como una firme promesa.

El novísimo Gonzalo Caballero es un caso único en la Fiesta, al debutar con picadores nada menos que en La Maestranza y hacer el siguiente paseíllo un mes después en Las Ventas. Las dos plazas de mayor responsabilidad del mundo taurino. Una doble apuesta que no se conoce en la historia. Y lo bueno no sólo ha sido estar anunciado, sino triunfar. De modo que, sin entrar en detalles y valoraciones de su estilo y capacidad, Gonzalo Caballero, madrileño de veinte años, es la última revelación de los novilleros.

Desde luego no se puede empezar con mejor pie, cortándole una oreja con mucha fuerza al novillo del debut en el coso venteño. Aunque en las declaraciones a los periodistas al salir de la plaza mostraba el joven su contrariedad por las nulas posibilidades del sexto novillo, que le impidió redondear la tarde.

Sin duda que habría soñado con la Puerta Grande, que de momento tendrá que esperar, pero no es muy aventurado pensar que en cualquier momento pueda salir por ella en volandas. A tenor de lo que apunta, las cosas que hizo y las facultades que se le adivinan, hay torero importante a la vista.

Ese tercer novillo de la tarde fue el más potable, o para ser exactos, el menos malo de los lidiados, y aún así no terminaba de pasar, de embestidas cortas. No hubo nada relevante con el capote, pero la faena de muleta cautivó de principio a fin.

Estatuarios, muy planchada la muleta, con el remate del pase del desdén, una trinchera, molinete sobre la marcha y el de pecho. Menudo jaleo hubo de olés. Y a partir de ahí el toreo fundamental intercalando las dos manos, con la figura muy encajada, quieta la planta, y moviendo la muleta con mucho temple y serenidad.

Exquisita armonía también en ‘las cositas’ entre series, adornos muy a modo. Y las manoletinas finales.

Actuación regresiva la que cumplió Conchi Ríos, que ha devuelto definitivamente la Puerta Grande que alcanzó el verano pasado en esta misma plaza. Se vio desbordada por el brutote y desclasado primero, que no terminó de descolgar y pegaba tornillazos. También el viento fue una dificultad añadida. Pero la actitud de la novillero murciana fue decepcionante.

En el cuarto de la tarde, que no fue tan malo como los anteriores, se le vio de otra manera, aún así no terminaba de enganchar las embestidas, más bien acompañando, y sin sujetar los pies.

Tampoco Salguero estuvo por la labor. Aparente en la disposición, sin embargo, el corte encimista de su primer trasteo escondía una acusada inoperancia y hasta falta de valor, saliéndole todos los pases tropezados. En el quinto, entre prisas y dudas, le faltó colocación y quietud, rematando todos los muletazos por arriba.