«¡Díle al rey que venga!»

Tras cerca de dos horas, la Reina salió del monasterio y mientras bajaba las escalinatas recibió las muestras de cariño y fuertes aplausos de los vecinos que gritaban: «¡Viva la reina!, ¡Guapa!, ¡Dile a don Juan Carlos que venga! y ¡Viva la monarquía!». Hubo un grupo de jovencitas que le entregaron unas rosas rojas.

Agustín Lázaro, fue el encargado de guiar a doña Sofía por las 138 piezas que conforman Monacatus . Fiel a su estilo, la reina rompió en varias ocasiones el protocolo acercándose a algunas de las obras que no entraban en el recorrido ‘resúmen’ previsto. «Ha mostrado muchísimo interés por todas las piezas» señaló al término de la visita el comisario que destacó que duró «el doble de lo inicialmente previsto». «Se ha ido muy satisfecha», afirmó, y agregó: «Le ha gustado muchísimo».

Uno de los momentos más oficiales fue cuando pronunció su alocución el arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín. Unas palabras que fueron precedidas por una proyección en la sala dedicada al capítulo del trabajo de los monjes, en la que unos monjes benedictinos vestidos de blanco de una congregación francesa (aunque suelen vestir de negro) cantaban gregoriano destacando sobre la sillería del templo.