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toros. FERIA DE SAN ISIDRO

Triunfa el valor de Javier Castaño

El diestro leonés Javier Castaño torea al natural a su primer toro.

Publicado por
juan miguel núñez | madrid
León

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Una tarde de mansos por doquier, en la que se hacía obligada la ausencia del toreo, sin embargo, tuvo un buen argumento final gracias al valor y la serenidad que conjugó Javier Castaño en sus dos toros, fundamentalmente en el sexto, al que pudo haber cortado una oreja si llega a matar bien.

No es casualidad lo de Castaño, que viene arreando fuerte desde la pasada temporada prácticamente en todas las plazas importantes donde ha actuado, muchas de ellas de primera. La última, el pasado sábado en Nimes, donde cortó cinco orejas a una corrida de Miura que estoqueó en solitario.

Castaño triunfa por todos los atributos que ayer ha mostrado en Madrid. El oficio aprendido, la disposición y el valor, la claridad de ideas para andar con absoluta serenidad, y la ambición, entre otras razones, le han llevado a tan feliz coyuntura en su carrera.

Torero gozalón, suelen llamarlo los profesionales cuando se está en ese momento dulce, por hacer lo más difícil de la forma más fácil. Impensable en la tarde de ayer, como estaban saliendo los toros.

Frascuelo y los pases sueltos

El veterano Frascuelo no pudo ir más allá de los pases sueltos en el primero, y a veces ni eso, si acaso medios pases, por la condición del astado, que se frenaba, echaba la cara arriba, tiraba derrotes y se desentendía hasta acabar en la querencia. Tampoco pudo armar faena en el cuarto, que lo poco que embestía era a base de empellones.

Al mexicano Garibay le pasó igual en su manso primero, flojo por si faltaba y duramente castigado en varas. Todo en contra para un trasteo que no llegó ni a las probaturas. El quinto, más complicado aún, costó un mundo llevarle al caballo, llegando a la muleta parado e insulso.

Merecen volver a Madrid uno y otro torero, puesto que se les contrató para matar una corrida en la que se supone que podrían demostrar lo que quieren ser en la profesión. Volver con otros toros que brinden una mínima oportunidad, no como ésta.

A Castaño se le espera

Y desde luego a quien se le espera ya en todas las plazas y ferias importantes es a Castaño, por esa capacidad que mostró.

Su apuesta en el tercero, dejándolo crudo en varas a pesar del riesgo que tiene un manso viniéndose arriba, sin embargo, fue la clave. El toro, abanto como sus hermanos, no andaba sobrado de fuerzas, y menos mal, pues se quedaba cortito y ‘rebañaba’ por ambos pitones.

Muy cruzado Castaño, muy de verdad, le hizo pasar. De uno en uno, pero qué mérito tenía cada muletazo, con la ‘guasa’ del toro.

Mejor aún en el sexto. Lección de temple, en el sentido temperamental. La plaza, atónita. El único que no sentía miedo allí era Castaño, que se puso por los dos pitones, imperturbable. Al natural fue tremenda tanta firmeza y serenidad. No faltó la torería en dos cambios por delante de especial regusto.

A todo esto, el toro sin humillar. Se movía el animal, y en el tercio de varas había dado a entender que podía ser bravo por acudir de largo, aunque la primera vez fue en la querencia y no se empleó, como en el segundo encuentro, y ya en el tercero salió rebotado. Es decir, manso. Castaño terminó pegándose ‘un arrimón’ también algo muy serio, completamente dominado el toro. Mas no entró bien la espada, y el triunfo queda aplazado. Eso sí, el clamor del tendido en la vuelta al ruedo fue unánime. Javier Castaño, sin cortar orejas, sale lanzado de Madrid.

En cuadrillas, ‘el tercero’ Ángel Sopeña se hizo aplaudir al poner un jacarandoso par al primero; como Miguel Martín se lució también en uno al cuarto; y David Adalid se desmonteró en el sexto, destacando el último par, de impecable ejecución y extraordinaria torería. A caballo, Tito Sandoval picó al sexto con valor y destreza, siendo también muy ovacionado.