El leonés Gerardo Boto descubre un claustro del XII alrededor de una piscina
El historiador revela que su origen es el Reino de Castilla y pudo comprarse en Madrid en los años 50.
«Fue puramente por azar», destaca el leonés Gerado Boto, profesor de la Universidad de Gerona. Hace dos años, mientras leía la sección francesa de la revista Arquitectural Digest, el historiador se fijó en lo que parecía un claustro románico que se disponía alrededor de una piscina de una finca de la localidad de Mas del VenT, en Palamós. «Comencé a reflexionar sobre su carácter, meditando acerca de su veracidad», recuerda Boto Varela, que destaca que consultó con varios expertos que le certificaron que no era una falsificación ni una copia.
La historia de esta investigación — que hoy la Universidad de Gerona hará pública— resulta apasionante. Y es que Gerardo Boto asegura que ha consultado todos los catálogos monumentales españoles y en ninguno de ellos aparece este claustro, lo que le convierte en una tesoro artístico absolutamente inédito.
De momento, y a pesar de los más de dos años de investigación que el historiador ha invertido en este hallazgo, no se puede aventurar cuál es su procedencia, su origen. Gerardo Boto asegura —eso sí— que no pertenece a ningún lugar del Reino de León, sino que su ubicación tuvo que ser necesariamente Castilla. «Puede ser Burgos, Soria, Segovia, aún no lo sé», destaca. Lo que sí está en condiciones de certificar el investigador es su antigüedad y, además, con apabullante exactitud: «Tuvo que ser construido en las dos últimas décadas del siglo XII», subraya Boto. La explicación radica en el hecho de que el claustro tiene un relieve con el escudo de Alfonso VIII y el castillo heráldico de este rey no comienza a aparecer en sellos y monedas hasta 1.177, con lo que el claustro tuvo que ser levantado después. «Este dato es incontestable. En León, por ejemplo, había imagen heráldica treinta años antes», recalca.
Gerardo Boto considera que la obra es muy semejante a Silos y Las Huelgas, puesto que, como en el caso de Palamós, las columnas dobles están esculpidas por separado y los capiteles, sin embargo, lo están en un solo bloque. Además, y para subrayar su posible origen burgalés, los capiteles atesoran representaciones animales y antropomorfas, así como elementos vegetales y propios de la mitología, como grifos, arpías y dragones.
Una de las características más asombrosas del claustro es su dimensión: alrededor de 20,8 y 21,9 metros de largo. «Cada una de ellas presenta diez arcos sobre columnas y capiteles dobles, salvo en el medio, que es cuádruple», manifiesta el historiador, que ha pedido a los propietarios, sin éxito, que le permitan acceder a la finca para poder ver los arcos «en directo». Inédita resulta también la altura de los arcos, que miden más de tres metros y medio desde la clave hasta la base.
Antigüedad
En cuanto a la autenticidad del claustro, Boto, uno de los mayores expertos en arquitectura románica en España, explica que al principio tomó en consideración la posibilidad de que se tratara de una copia en yeso o de un escenario cinematográfico, así como de obra de cantería nueva encargada en época de Alfonso XIII o la Segunda República. «Tuve dudas y lo dejé en barbecho, pero tras consultar a muchos especialistas, cuyo comentario era unánime me decidí a estudiarlo», precisa.
Y es que la resolución de la imagen realizada por el fotógrafo francés Vincent Leroux era tan grande que incluso se podía comprobar el desgaste de la piedra. «El grado de desgaste y las tallas nos indican que estamos ante una pieza verdadera», subraya Boto, que explica que no se trata de un claustro sino de las galerías de un claustro. Y es que el historiador asegura que el rastro y el modo como la piedra se ha erosionado atestiguan su antigüedad.
Gerardo Boto también ha llegado a la conclusión de que el claustro pudo comprarlo un particular a otro y tiene claro que se compró en la década de los cincuenta en Madrid o alrededores. De hecho, la Universidad de Gerona aportará hoy unas imágenes del archivo de Palamós en las que se pueden ver el proceso de montaje de la arquería en la finca de Mas del Vent, propiedad del suizo Kurt Englehorn.
El disfrute de este claustro, que no está ni documentado ni tiene, por lo tato, ningún tipo de protección, está al alcance de quine pueda pagar el alojamiento en esta finca, disponible en la página web del grupo Rough Luxe junto a otras diez mansiones repartidas por todo el mundo.