Diario de León

Y todo un filón para películas y actores de hondo calado

La mina ha sido protagonista en filmes de Ken Loach, John Ford o Stanley Kubrick.

Un fotograma de la grandiosa ‘Germinal’, de Claude Berri, con un pletórico Gerard Depardieu.

Un fotograma de la grandiosa ‘Germinal’, de Claude Berri, con un pletórico Gerard Depardieu.

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e. gancedo | león
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Hace pocos días el conocido cineasta británico Ken Loach anunciaba su firme apoyo a la lucha de los mineros españoles, y sin duda es una de las voces más comprometidas y autorizadas para hablar sobre el tema desde un punto de vista creativo. Loach llevó a la gran pantalla los años duros de la reconversión de las minas inglesas bajo la férrea mano derecha de Margaret Thatcher en películas como Kes o Tocando al viento, que anticiparon lo que en León y Asturias ocurre treinta años después.

Pero el ‘cine minero’ tiene muchas otras películas de referencia, y directores de prestigio incluyeron los pozos bien como épico escenario, bien como elemento central de sus creaciones. En la clásica y muy oscarizada ¡Qué verde era mi valle! , John Ford nos contaba los problemas de una familia de mineros galeses durante el siglo XIX, afectados por la bajada de salarios. Y en la grandiosa Espartaco , dirigida por Stanley Kubrick, los esclavos se afanaban en unas durísimas minas... de azufre. Hasta en Barrabás , de Richard Fleischer, se pinta el descenso a un terrible pozo como un auténtico descenso a los infiernos.

Avanzando en orden cronológico, el viejo Oeste fue terreno en el que campaban a sus anchas los buscadores de oro armados de pico y rifle, y aquí la lista de títulos es extensa: desde Los usurpadores , de Ray Enrigth, que transcurre en Alaska durante la llamada ‘fiebre del oro’ hasta la mítica La leyenda de la ciudad sin nombre , dirigida por Joshua Logan y en la que un grupo de colonos abandonan la azada por el cedazo gracias al descubrimiento de un fabuloso filón. La tragedia de los accidentes hace arrancar El gran carnaval , en la que el gran Billy Wilder dirige a un Kirk Douglas en un papel fabricado a medida: es un periodista que ha de informar sobre el accidente de un minero sepultado pero que acaba convirtiendo el suceso en todo un circo mediático. Otras cintas que se fijaban más en la lucha por las mejoras laborales del sector no lo tuvieron nada fácil, caso de La sal de la tierra , de Herbert J. Biberman, con innumerables problemas antes, durante y después del rodaje y sus miembros inscritos en la ‘lista negra’ antiamericana del senador McCarthy; o del documental de Harlam County , de Barbara Kopple. Aunque su rodaje sufrió el asedio de sicarios pagados para reprimir las huelgas mineras, finalmente obtuvo el Oscar a la mejor película documental de 1977. Y no merece ni presentación la magnífica Germinal , de Claude Berri, basada en la señera obra de Emile Zola y con un Gerard Depardieu pletórico. Más que una película, todo un fresco histórico que cualquier aficionado al cine debe tener en casa. Mucho más actual es En tierra de hombres , de Niki Caro y con Charlize Theron como estrella principal que ha de batallar por hacerse un hueco en un oficio casi exclusivamente masculino.

En lo que respecta al cine patrio, han sido escasas las producciones centradas en esta dura profesión, descollando la conocida Esa voz es una mina , donde Antonio Molina entona su celebérrimo Soy minero , aunque hay otras menos conocidas, también de la época franquista, como La guerra de Dios . También muy celebrada fue Pídele cuentas al rey , donde Antonio Resines encarnaba a un minero asturiano que caminaba hasta Madrid, en un remedo de la ‘marcha negra’ leonesa. Por último, el berciano Chema Sarmiento se atrevió a bucear con ¡Wolfram! en la fiebre de este mineral en el Bierzo. Y es que también el polvo del carbón ha tiznado la gran pantalla....

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