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Aparece otro ‘tesoro’ en un jardín

La Guardia Civil encuentra por azar una estela funeraria procedente del siglo II entre los restos de un derribo en una finca privada en una localidad de Palencia.

A la izquierda la recién descubierta estela de Palencia; A la derecha el investigador leonés Gerardo Boto observa el claustro de Palamós.

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PAULA DE LA PISA | LEÓN
León

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Sigue apareciendo patrimonio en fincas privadas. Ahora ha sido en Palencia.

El descubrimiento de una estela funeraria datada por los expertos en torno al siglo II es un nuevo caso en esta sucesión de descubrimientos sorprendentes.

La pieza fue encontrada ayer por puro azar gracias a la Guardia Civil en un terreno privado de la localidad palentina de San Cebrián de Campos. El dueño de la finca declaró posteriormente que desconocía su importancia y que la estela procedía en realidad del desescombro del actual centro médico de La Puebla , ubicado en la capital de la provincia.

El fragmento, puesto que la estela no está completa al faltarle su parte inferior, se encuentra en un buen estado de conservación pese a haberse tallado sobre piedra arenisca y contiene varios motivos e inscripciones que los expertos del Museo Arqueológico de Palencia están estudiando a fin de conocer mejor su simbología. Entre ellos podemos encontrar rosetas, triángulos o estrellas.

Su guarda y custodia quedará en manos del Museo Arqueológico Provincial de Palencia, donde se añadirá a las colección de escultura que hasta ahora venía siendo bastante pequeña.

El caso Palamós

Pero éste no ha sido el único caso. Hace tan sólo un mes se descubría también en una finca privada de la localidad de Palamós, en la provincia de Gerona, un claustro románico del cual se desconoce aún su origen. Su aparición ha hecho que corrieran ríos de tinta en los medios de comunicación y que los investigadores se dejasen los ojos intentando desvelar cuál fue su residencia original y cómo pudo llegar a donde se encuentra hoy en día.

El leonés Gerardo Boto, profesor de Historia del Arte Medieval de la Universidad de Gerona, fue el responsable del hallazgo. También se encargó de realizar los primeros análisis enfocados a demostrar la autenticidad del conjunto, que había servido hasta el momento como porche para la piscina de la mansión de Palamós. A éstos se unirían los estudios de los especialistas técnicos enviados por la Generalitat de Cataluña.

Se sabe que el monumento fue comprado en Madrid en 1958 por el abuelo del actual propietario por un millón de pesetas. Un precio ridículo si se llegara a demostrar la autenticidad del conjunto de Palamós, puesto que tanto por su tamaño como por su belleza sería uno de los más importantes claustros románicos conservados en la actualidad en este país.

Boto asegura que pudo ser comprado y trasladado desde Castilla y León, su presunta ubicación original, hasta Barcelona. Se basa en su semejanza con el monasterio de Santo Domingo de Silos y esto significaría que el claustro habría sido desmontado y luego reconstruido piedra a piedra con las dificultades y costes que esto habría supuesto. Una de las claves para su identificación podría ser además un emblema heráldico que representa la corona de Castilla.

Quizás en comparación con el descubrimiento de Palamós, la estela palentina sea un hallazgo humilde, pero en cualquier caso ambos son una muestra más de la diversidad del patrimonio cultural y arqueológico español que no cesa de surgir de hasta debajo de las piedras.