Diario de León

Saturnino García | actor

«El cine actual español es malo»

El actor leonés Saturnino García estrena el 26 de octubre ‘La venta del paraíso’ junto a actores como la mexicana Ana Claudia Talancón, Carlos Iglesias o William Miller. Una película del director Emilio Ruiz Barrachina que toca muy de cerca el tema de la inmigración en España.

El veterano actor leonés ganador de un Goya Saturnino García, que en octubre estrena su nueva película, ‘La ventana del paraíso’.

El veterano actor leonés ganador de un Goya Saturnino García, que en octubre estrena su nueva película, ‘La ventana del paraíso’.

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r. corral / p. de la pisa | león
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—Usted se ha dedicado tanto al teatro como al cine y la televisión, ¿en cuál de los tres se siente más a gusto?

—En mi época no existían esas diferencias. Un actor es un actor para lo que salga. Ahora las cosas son algo diferentes, sobre todo por lo que al teatro se refiere. El teatro hace que el actor le tome el pulso al oficio, puesto que es donde se capta toda la dimensión del trabajo de actuar. En la televisión hay mucha gente que entra haciendo series y nunca ha pisado las tablas, y eso siempre tiene consecuencias, porque la técnica no es la misma.

—¿Cuál diría usted que ha sido el papel de su vida?

—Hablando con cordura, el papel de mi vida sería aquel que me ha proporcionado mayores éxitos. Visto así sería Justino ( Justino, un asesino de la tercera edad, 1994 ) que me ha dado grandes satisfacciones. Pero también hubo otros muchos, sobre todo en el teatro, como la obra Una vida en el teatro .

—En una vida dedicada a la interpretación, tendrá usted muchas anécdotas que contar.

—Las anécdotas son frecuentes en todos los oficios. Se puede diferenciar quizás entre personas anecdóticas y no anecdóticas. Yo soy de los segundos. Pero recuerdo una ocasión durante una gira con la obra de teatro La taberna fantástica . Usábamos copas de anís puesto que hacíamos de borrachos, que el utilero llenaba de agua antes de actuar. Cuando llegamos a Almería el utilero hizo como siempre su trabajo, y nosotros salimos a escena. El agua de las copas estaba realmente imbebible. Su sabor era repugnante y al probarlo todos actuamos como si realmente fuera alcohol, con caras demasiado realistas incluso para la escena. A partir de ese día tuvimos que utilizar agua embotellada.

—Ya ha trabajado con muchos directores, pero ¿con cuál le gustaría participar en futuros proyectos?

—Me gustaría enormemente trabajar con Víctor Erice. Es un director que hace pocos trabajos pero muy cuidados y de mucho éxito. Tiene una visión muy original y me agrada mucho.

—¿Cree que los actores de una determinada edad pueden tener dificultades para seguir encontrando papeles?

—No soy victimista. Me parece que la respuesta adecuada sería decir que el actor mayor está apto para trabajar siempre que exista un arreglo para su edad. Si no trabaja será por una causa diferente. Lo que puedo decir es que hoy en día hay mucho protagonismo de los jóvenes y los niños. El cine está un poco infantilizado. Yo creo que las historias deben comprender todas las edades si el cine quiere realmente retratar la vida.

—¿Cree usted que existen grandes diferencias entre la generación actual de actores y la de sus comienzos?

—Sí existe, pero igual que en todos los oficios. Un abogado de sesenta años te dirá exactamente lo mismo. Lo que sí puedo decir con respecto a mi profesión es que ahora hay actores muy jóvenes que adquieren una gran fama por dedicarse a la televisión, pero les falta mucha técnica, sin menoscabo de su talento. Ellos no han tenido que pasar por la escuela del teatro y seguramente un día les llegarán las consecuencias. Los grandes actores de los años cuarenta y las décadas posteriores empezaron en el oficio sin pisar para nada el mundo del cine.

—¿Cómo ve usted el cine actual español?

—El cine actual español es malo. Quizás hay alguna excepción, pero en general malo. Hay buenas técnicas en las grabaciones y buenos directores, pero los guiones han perdido calidad; y los actores, también. Son muy clónicos. Actúan todos igual, sin aportar un carácter propio a la actuación.

—’La venta del paraíso’ de Emilio Ruiz Barrachina, que se estrenará el 26 de octubre, es su nuevo proyecto cinematográfico.

—Me pareció un papel muy bonito y me animé a hacerlo. Creo que quedaron muy contentos con mi interpretación.

—¿Qué recuerda de su primer papel en el cine?

—El primer papel no es siempre el que más te marca. Para mí en mis inicios fue especialmente importante Viaje a ninguna parte . Mi personaje era algo así como un espejo de mi padre, el dueño del café de un pequeño pueblo con unas grandes dotes de organización.

—¿Cómo definiría usted a un buen actor?

—Un actor no debe ser humilde ni egocéntrico. Pero lo que es realmente importante es que tenga una escuela de actuación, que sepa actuar. Otra cosa fundamental es que cultive mucho el intelecto, porque sin ello no sabrá comprender un papel y no podrá hacer una buena interpretación. El actor debe servir al papel, no servirse de él.

—¿Cómo se hizo actor?

—Uno nunca sabe dónde va terminar ni cómo. Para un niño de una aldea leonesa tierra adentro era bastante difícil acercarse a la cultura y al teatro. Yo tuve la suerte de tener a un gran maestro de escuela, don Manuel García Jiménez, que se encargó de alfabetizar a todo el pueblo. Pero lo que de verdad me acercó al teatro fueron las actuaciones de los cómicos que venían a la aldea a amenizar los bailes. Para un niño pequeño tener a uno de esos personajes al alcance de la mano es muy impactante.

—Siente usted una especial pasión por la cultura y todo lo que tenga que ver con el hombre. ¿Ha estado eso en relación con su profesión?

—Por supuesto. Yo digo, incluso aunque suene un poco pedante, que yo me hice actor por amor a la cultura. Aunque también es cierto que hay muchos actores que no sienten este mismo interés.

—En el año 2006 publicó usted una autobiografía ‘Del dónde y cómo al por qué’; ¿cómo le entró el gusanillo de escribir?

—La verdad es que no es mérito mío. Un buen amigo me dio la idea y me puse al trabajo. Era algo que yo nunca había experimentado. La primera edición salió muy rápido y estaba llena de defectos, por lo que me decidí a lanzar una segunda edición más cuidada y redondeada, que yo mismo edité.

—¿Cree que repetirá la experiencia?

—Tengo algunos esbozos y es posible que me ponga pronto a trabajar sobre ellos. Me gusta más el ensayo que la novela, así que creo que trabajaré en esa línea. Seguramente se tratará de una recopilación de críticas y pensamientos, pero un poco organizados y elaborados.

—Usted es leonés aunque haya vivido muchos años en el País Vasco, ¿se siente aún muy apegado a su tierra?

—Me siento aún muy apegado a León, porque eso es lo que manda el sentido común y el resto de los sentidos. No me gustan los chovinismos, pero siempre corrijo a quien sea cuando me toman por vasco.

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