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Cal y canto para el Limes de León

Una investigación analiza las fortificaciones de frontera del reino de León entre los siglos XII al XIII.

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cristina fanjul | león
León

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La Junta acaba de publicar la investigación Centros y recintos de la frontera de León en los siglos XII al XIII. La obra, realizada por Fernando Cobo, José Javier de Castro y Rodrigo Canal, realiza un análisis pormenorizado de las fortificaciones de tapial de cal y canto o mampostería encofrada durante la Edad Media, un modelo constructivo muy novedoso que se desarrolló con la finalidad de separar toda la línea fronteriza entre los reinos de León y Castilla. «Esta tipología de castros y recintos ovoides aparece sistemáticamente en toda la frontera desde las tierras altas del Esla hasta más allá del sistema central, en el norte de Cáceres», destacan los autores.

Buenos ejemplos de este tipo de fortificación son los que se levantaron en Mansilla de las Mulas, San Pedro de Latarce o La Mota de Medina.

Los historiadores destacan, entre los hallazgos de la investigación, el hecho de que permite, por primera vez, dar una explicación común y coherente a edificios que antes se interpretaban de manera distinta. Es el caso de la ciudad de León. «El recinto ovoide de cal y canto que encierra dos torres romanas y una medieval había sido interpretado como un cercado construido en época moderna y nunca había sido relacionado con fortificaciones del periodo de Fernando II y Alfonso IX», revelan los arqueólogos.

Los escenarios donde se produce la construcción de fortificaciones objeto del estudio son tres: la frontera de Campos entre los ríos Cea y Duero, la frontera sur del Duero y la de la sierra de Béjar y la Transierra. El primer periodo se resuelve con las fortificaciones preexistentes en la meseta, mientras que es el segundo periodo el que concentra mayor número de fortificaciones exnovo, fundamentalmente del lado leonés. El tercer periodo se concentra en la sierra de Béjar y en la Transierra, frente a las posiciones castellanas de Béjar y Plasencia.

Entre las fortificaciones de frontera que se analizan en la obra destaca la de Campos, es decir, la que se ocupaba de la defensa de la ciudad de León. Y es que hacia 1.196 los castellanos habían cercado León, fortificándose incluso en el Castro de los Judíos. Este es el motivo de la fortificación de Almanza y del reforzamiento de la segunda línea de defensa en el Esla con Rueda y Mansilla en el Esla y la construcción del castillo de León. Se trata de Almanza, Rueda, Mansilla de las Mulas, León y Ponferrada. El recinto del castillo de León, también conocido como ‘Las Torres’, es, según los autores de la investigación, el mejor ejemplo del modelo de fortificación de planta ovoide y de cal y canto, «por cuanto su contraste con la poderosa muralla romana le hace mas singular e incluso anacrónico». La particularidad más curiosa es que la zona extramuros tiene casi cinco metros de grosor, el doble de los 2,50 que eran habituales. Existía una torre de cal y canto en el cabo del recinto cercano a la puerta de la muralla que fue forrada en sillería, alojando el paso de intramuros a extramuros en el adarve del recinto.

Los arqueólogos defienden que el origen del castillo hay que buscarlo en la sobrefortificación de dos torres de la muralla romana, para residencia y defensa del tenente. De hecho, en el 1031 ya se cita un castillo en la puerta del Conde. Algunas fuentes atribuyen a Berenguela, la hija de Alfonso de Castilla, la reconstrucción de algunos cubos de la muralla.

En cuanto a la frontera de Campos entre los ríos Esla y Duero, probablemente la zona donde el enfrentamiento militar fue más intenso, destacan Mansilla, Villalpando, Laguna de Negrilllos, Valencia de don Juan, Toro o Urueña. Esta última tiene algunas características significativas. Entre ellas, destaca su traza continua sin apenas torres, una puerta en corredor, que señalaría un posible terraplén previo forrado, quizás en este caso por fuera, e incluso unas lagunas que harían las veces de fosos. Sin embargo, su fábrica no es tapial de cal y canto ni mampostería encofrada, tal vez por estar en el páramo, cerca de canteras de piedra.

Por último está la frontera de Trabancos, que se cerraba en Toro, en la orilla norte del río Duero. En este tramo destaca Granadilla, llamada inicialmente Granada, y principal fortificación que protege el paso del puerto hacia Extremadura. Conserva de manera íntegra su recinto casi circular de tapias de cal y canto. Su fundación y fortificación debe atribuirse a Fernando II de León.

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