Victimismo comparativo

Como es previsible una oleada de procesos por delitos económicos, conviene estar atento a las estrategias de defensa de los procesados para que no nos cojan inadvertidos. En el país de la picaresca ha habido siempre una manga bastante ancha para con los pecados del bolsillo, un alto nivel de tolerancia basado en la conjetura, más o menos fundada, de que aquí el que no corre vuela. Sobre esa base los pillados con las manos en la masa van elaborando su argumentario de cara a lo que va viniendo, una vez agotado el recurso a la negación que constituye el fundamento de la defensa clásica. La primera en dar un paso más allá del silbido de despistado y el «a mí que me registren» fue la expresidenta del Consell mallorquino María Antònia Munar, autora de un adagio que pasará a la historia: por temas económicos, dijo, nadie debería ir a la cárcel. Y para redondear su doctrina añadió: «los asuntos de dinero se arreglan con dinero». Son retazos de un pensamiento entre padrinesco y corporativo que considera los fraudes, las estafas y los cohechos una variante más de los trapos sucios destinados a la colada casera, a diferencia de otros delitos que deben ventilarse en público y haciendo caer sobre ellos todo el peso de la justicia. No parece casual que pocos días después Juan Antonio Roca, el cerebro del caso Malaya, haya denunciado el rigor de la pena solicitada para él comparándola con la aplicada al asesino de la niña Mari Luz. Es otra vuelta de tuerca en la argumentación defensiva

Todos los ladrones apelan a la indulgencia mostrando su guante blanco en contraste con las manos ensangrentadas del criminal. Tal vez sea efecto de esa mezcla explosiva pero no infrecuente de corrupción política y prensa rosa tan perfectamente condensada en el caso Malaya. Imaginemos que un ladronzuelo del tres al cuarto condenado a varios años de cárcel por el robo de una moto decide también ponerse a comparar su castigo con el de alguien que se dedicó durante años al saqueo sistemático de un boyante ayuntamiento. Desde esa perspectiva, ¿a cuánto tendría que ascender la pena para Roca?.