Las dos orillas del Atlántico lloran la desaparición de Chavela Vargas
México y España despiden a la cantante, cuyas cenizas se esparcirán en Tepoztlán.
A ambas orillas del Atlántico corrieron las lágrimas en el adiós a Chavela Vargas. En el corazón del Distrito Federal se lloró a la cantante de La llorona o Macorina con corridos, rancheras, boleros y mariachis, con el duelo de todo un pueblo mostrándole su respeto. A este lado del océano evocaron su voz y su talento figuras como Almodóvar, Sabina, Martirio o Amaral.
Los restos de la legendaria cantante fueron trasladados desde Cuernavaca a Ciudad de México para recibir el homenaje popular en la plaza Garibaldi, en el corazón del D.F., donde están las cantinas en las que se reunía con José Alfredo Jiménez, Agustín Lara o Pedro Infante. Hoy, su capilla ardiente estará en el Palacio de Bellas Artes para que miles de mexicanos la despidan en el mismo escenario donde triunfó tras una sus sucesivas ‘resurrecciones’.
Tras las honras fúnebres, sus cenizas se esparcirán en su refugio de Tepoztlán, a los pies del Chalchi, su rocoso monte-chamán. Chavela se ‘marchó’ el domingo, con 93 años y varias vidas a sus espaldas. La chamana «trascendió» con su poesía, su poncho rojo y los profundos ecos de su peculiar voz quebrada resonando en millones de almas en todo el mundo hispano. «Aquí termina mi historia que comenzó de la nada, dame la mano Llorona que vengo muy lastimada», se podían leer en su cuenta de Twitter instantes después de su muerte en un hospital de Cuernavaca. «Silencio, silencio: a partir de hoy las amarguras volverán a ser amargas... se ha ido la gran dama Chavela Vargas», rezaba otro de los tuits.
«Chavela murió. Se fue con mucha paz; no se quejó», dijo María Cortina, amiga muy cercana y biógrafa de la cantante en las puertas del hospital en cuya UCI ‘la voz de méxico’ pasó sus últimos días. Chavela Vargas «no muere, trasciende», aseguró el presidente Felipe Calderón también en Twitter, al lamentar el fallecimiento de la cantante mexicana de origen costarricense. Y Pedro Almodóvar se despedía de su admirada Chavela con un emotivo texto titulado Adiós, volcán , que el cineasta difundió en Facebook.
Responsable de la resurrección de Chavela a este lado del charco, evocó Almodóvar cómo la conoció en la madrileña sala Caracol y cómo transcurrieron veinte años de adioses «hasta esta larguísima despedida bajo el sol abrasivo del agosto madrileño». Evocó Almodóvar la «segunda vida» de Chavela que «encontró en España una complicidad que México le negó». Sus canciones, explicó, «ganaron en dulzura» y «vivió esta noche de amor eterna y feliz con nuestro país». Chavela dejó el tequila cuando Almodóvar abandonó el tabaco, de modo que cantante y cineasta «éramos como dos síndromes de abstinencia juntos». «Estoy tranquila. Una noche me detendré, poco a poco, sola, y lo disfrutaré», le confió la cantante a Almodóvar al ingresar en julio en una clínica madrileña, era su adiós a su «esposo en este mundo». Por su parte, Joaquín Sabina se dolió también por la pérdida de Chavela y de «una manera de cantar llorando, un quejío inigualable, una expresividad fuera de lo común». Para el cantautor, Chavela fue una «maestra» en «perder la voz para ganar un estilo». Quién pudiera reír como llora ella se titula el texto que reprodujo en el Facebook de Chavela y en el que el artista admite que cayó en «un llanto irreparable» al saber de la muerte de su amiga y maestra.