Los monjes regresan a Eslonza
La celebración del 1.100 aniversario del monasterio congregó a numeroso público que asistió a la misa cantada y a la renovación de la ofrenda de viandas al obispo de León.
Una decena de monjes benedictinos de Madrid regresaron ayer a San Pedro de Eslonza, unas ruinas que son testigo de la grandeza de su pasado. La decadencia del monasterio se inició a partir de 1836 tras la Desamortización y los posteriores saqueos, y actualmente gran parte de sus restos están repartidos entre templos como el de de Renueva en León, la iglesia de Villamanán, la de Villanueva del Condado o la de Quintanilla de Almanza.
El calor que reinaba ayer en San Pedro de Eslonza hizo que la celebración de la misa cantada con la presencia de monjes benedictinos se tuviese que trasladar a la iglesia de Santa Eulalia. Desde una loma en lo más alto del pueblo, los varios cientos de personas que se dieron cita contaban con una excelente vista con el monasterio al fondo. Y es que se cumplían los 1.100 años de la fundación del cenobio y por ello la asociación Amigos del Camino de Santiago-Ruta Vadiniense ‘Picos de Europa’ quiso que este día fuese muy especial: en él se revivió una singular ofrenda que era practicada secularmente por los monjes del monasterio de Eslonza según datos aportados en el nuevo libro del catedrático emérito de Historia del Arte José Fernández Arenas El monasterio de San Pedro de Eslonza: sus ruinas y patrimonio disperso . Tres parejas de jóvenes ataviados con indumentaria leonesa y de la época portaban cada una una bandeja; en la primera había tres manojos de puerros atados con juncos, en la segunda varios panes y en la tercera truchas pescadas en los ríos Esla y Porma. Durante la homilía, presidida por el obispo de León, Julián López, se hizo entrega de las ofrendas al abad de los monjes y éste se las entregó al obispo de León. La iglesia se quedó pequeña para acoger a una multitud que no quiso perderse la representación de esta ofrenda, así como para poder oír a los monjes benedictinos. El obispo destacó la importancia de las actividades culturales que están llevando a rescatar del olvido el patrimonio histórico y espiritual, «como es en este caso el monasterio del San Pedro de Eslonza», e hizo hincapié en que los monasterios fueron decisivos por tres factores, «el culto, esto es, la relación de los hombres con Dios; la cultura, o la relación de los hombres entre sí; y la agricultura, esto es, la relación de los hombres con la naturaleza, base de su sustento», centros que contribuyeron a configurar «nuestra identidad espiritual y social como pueblo».
Al finalizar la misa se descubrió un panel junto a las ruinas del monasterio donde se explica su historia. Este fue el momento en que los monjes se adentraron entre los restos de San Pedro de Eslonza. «Después de siglos regresamos al monasterio», comentaba uno de los jóvenes monjes mientras caminaba sobre las ruinas. Pedían explicación sobre donde se encontraba la capilla o el coro y cuál era la entrada principal del monasterio. Los monjes más jóvenes hablaban de que aquella era «una experiencia muy especial».