Diario de León

Patrimonio deja caer el cuartel de Sabero al impedir que se convierta en un hotel

Juzga inapropiado el proyecto por elevar los aleros del edificio, que se encuentra en zona declarada BIC.

Los desprendimientos de materiales son constantes.

Los desprendimientos de materiales son constantes.

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e. gancedo | león
León

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El valle de Sabero se queda sin el que iba a ser su primer equipamiento hotelero al haber rechazado la Comisión de Patrimonio el proyecto de hacer del viejo cuartel de la Guardia Civil un hotel rural que daría empleo a una docena de personas y que complementaría la oferta turística formada por el Museo de la Minería y la Siderurgia de Castilla y León —situado a pocos metros— y el atractivo patrimonio natural de este área de la Montaña Oriental Leonesa.

Más en concreto, ha sido la «inapropiada» elevación de los aleros del tejado la razón esgrimida por la Comisión Provincial de Patrimonio para informar desfavorablemente sobre el proyecto de ejecución del hotel al entender que con ese cambio se alteraba sensiblemente la volumetría del edificio original, puesto que se encuentra dentro de una zona declarada Bien de Interés Cultural —la Ferrería de San Blas, hoy museo, y edificios anexos—, y por tanto sujeto a la estricta normativa que rige cualquier obra o modificación abordada en ese área. El hecho es que Sabero se ha quedado, por el momento, sin hotel, y además el edificio amenaza ruina al registrarse en él continuos desprendimientos de materiales.

El inmueble data de principios del siglo XX y fue construido por Hulleras de Sabero para destinarlo a cuartel de la Guardia Civil —uno más de los muchos servicios prestados al valle por una empresa que entonces surtía de todas las necesidades a la localidad montañesa— y una vez desalojado el cuartel (en 1974 se inauguró el Greim actual) y desaparecida la actividad minera (a principios de los años noventa), pasó por varias manos: primero fue vendido a la Sociedad Recio Corral en 1995, y en 2006 esta misma firma lo traspasó a Promociones Sánchez Llamas, la empresa que durante los últimos años ha intentado sacar adelante el proyecto de elevar este hotel.

Así, fue en el 2007 cuando se conoció la existencia de la iniciativa, bienvenida por todas las fuerzas de la comarca sin excepción: el Pleno del Ayuntamiento aprobaba por unanimidad otorgar licencia urbanística a un proyecto, como lo calificó el alcalde, «esencial para el valle», y los promotores conseguían una subvención de los fondos Miner de 335.000 euros, en torno al 30% de la inversión total, prevista en algo más de un millón de euros. En abril de ese mismo año la Comisión Provincial de Patrimonio autorizó al propietario a desmontar cubiertas y forjados interiores y en julio informó favorablemente sobre la propuesta de actuación presentada por la empresa; eso sí, incluyendo en el informe tres condiciones para que pudiera ser aprobado el proyecto: «Se deberán eliminar los balconcillos añadidos al edificio original. Se deberá mantener la volumetría existente, debiéndose conservar las alturas de los alteros. Y las fachadas se realizarán en acabados de mortero y pintura, eliminando el zócalo de piedra planteado o reduciéndolo a una altura máxima de un metro». Un año después, en julio del 2008, la empresa envía el proyecto final, incorporando las indicaciones de la Comisión... menos la elevación de los aleros, que mantienen. Por eso, el dictamen del órgano competente, al mes siguiente, fue negativa. «Nadie más que nosotros desea que se haga ese hotel, pero la ley es la ley, y el proyecto, al elevar la altura del edificio, no conserva los volúmenes originales: de haberlo aprobado, habríamos incurrido en prevaricación», explica Jesús Álvarez Courel, jefe del Servicio de Cultura. Por su parte, el acalde, Javier García, lamenta el hecho y reafirma la necesidad en toda la zona de este tipo de equipamientos: «Podíamos haber tenido un hotel precioso y mira, ahora nada», expresó.

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