Síndrome Beltraneja

Directos aparte, son las series de ficción las que mejor definen las cualidades del medio televisivo. La ficción seriada marca a la cadena que la emite como en una transferencia de ADN. No solo por las caras de sus actores, que terminan protagonizando las promociones del canal, sino porque le contagian de su narrativa en la relación con la audiencia. Así pasó con Farmacia de Guardia o con Cuéntame , y empieza a suceder con Isabel. La 1 de TVE se transfigura en un trasunto de mujeres al poder, en la estela de Michelle Jenner. La guerra de damas entre la siempre audaz Mariló Montero y la siempre bella Anne Igartiburu no es sino un episodio contemporáneo del síndrome de la Beltraneja que nos está desgranando la serie histórica. Con esta nueva guerra de tronos televisivos, La 1 vuelve a ser la Primera en el mundo cotilla que tanto desean las cadenas para extenderse por el cuché y las tertulias. La polémica le viene bien a sus respectivos programas, y a la propia emisora en el complicado inicio de temporada. Anne ha sufrido un cambio de silla de la sobremesa a la tarde, pese a la regla de no cambiar nunca lo que funciona. Los promos prometían, con una Igartiburu retratada mejor que nunca. Pero la aventura vespertina suele estar rodeada de serios problemas. No deja de ser la franja tonta de las cadenas. No hay mucho público y por lo tanto no debe haber gran inversión. Pero su función de acarrear espectadores al telediario es siempre un trabajo de riesgo. Ahí estuvo Pepa Bueno, de telonera del informativo con una crónica de sucesos que dejaba la audiencia en bandeja. Los que formatean el trabajo de Anne deben inspirarse en aquel modelo o en el España Directo para no fracasar en los números con una tertulia rosa demasiado blanda. El medio pide guerra, en base al guión de Isabel y la Beltraneja. De lo contrario el fracaso estará asegurado pese a las bondades de Anne. Sumemos las presentadoras de Los desayunos, El debate , los TD y hasta las entrevistadoras de Rajoy y Rubalcaba y veremos que esta temporada la tele es un juego —o una batalla— de damas.