Diario de León

Carmelo Gómez actor y productor

«La cultura no ha sido un proyecto vital ni para el PSOE ni para el PP»

«O reinventamos la profesión, con imaginación y audacia, o esto se acaba». El intérprete leonés, siempre claro y honesto, y cuya película ‘Baztán’ se exhibe estos días en San Sebastián, manifiesta su preocupación por la crítica situación del cine y el teatro en España.

El actor Carmelo Gómez (Sahagún, 1962).

El actor Carmelo Gómez (Sahagún, 1962).

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e. gancedo | león
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Jamás ha dejado de ser un paisano. Un chaval de Sahagún que ayudaba a su padre a arar las tierras familiares y que marchó de la villa natal casi con lo puesto y una pasión grapada al alma: la de interpretar. Un tipo hecho a sí mismo. Treinta películas, tres series televisivas, una quincena de obras teatrales, dos Goyas... ilustran lo intenso de una carrera en la que Carmelo Gómez se ha dejado la piel y en la que ha legado papeles siempre enérgicos y vibrantes que llenan toda la pantalla. Ahora, Gómez presenta en Donosti su última cinta, Baztán , y anuncia que su montaje Elling llegará a principios de año a tierras leonesas.

—Siempre se ha distinguido por defender el oficio de actor y denunciar sus problemas, pero ¿qué le está pasando hoy a la profesión, exactamente?

—Pues lo que le pasa no difiere mucho, aunque con matices propios, claro está, de lo que les está pasando a todas las demás. Y quizá no tengamos tanto derecho a quejarnos como los profesionales de la Sanidad o de la Educación. Pero es que en este ‘palacio de la democracia’ o ‘del bienestar’, todo lo que sea productivo, todo lo que no sea económico-especulativo, pues no interesa, no está en la sartén. La cultura nunca ha sido, ni para el PSOE ni para el PP, un verdadero proyecto en este país. Y ojo, que también a los primeros se les enfrentó la cultura, ¿eh? Pero está claro que en esta situación la derecha está llevando a cabo su particular revancha contra este colectivo.

—¿Y quién está detrás de todos esos comportamientos?

—Lobbies, grupos de interés... que le soplan en la oreja a Mariano Rajoy, uno de ellos, por cierto, un ex mandatario de Lehman Brothers ¡quien arruinó un banco entero, nada menos! Se quieren cargar la industria cultural, como a tantas pymes y demás representantes del mundo productivo, de quienes ‘crean’ cosas, y no se fijan en la cantidad de gente que trabaja en esta industria en concreto, que no es una frase hecha, ¡que son muchos puestos de trabajo!

—No pinta muy bien el panorama...

—Pero, ¿adónde quieren que lleguemos? ¿Que seamos como Irán? Que digamos: ‘Está muy bien, es muy bonito eso del cine, del teatro, de la cultura, pero... ¡como nosotros no lo tenemos!’. Y esto es lo mismo para la minería, para la pesca... para muchos sectores. En realidad nos enfrentamos al gran problema de la España del mañana: el problema de la decadencia. Y ese es un problema que nos afecta a todos sin distinción.

—¿Dónde puede hallarse la solución a estos retos?

—Ufff... La solución no va a estar ni en los bancos ni en las finanzas. Va a residir en las manos de los españoles, y aún está por venir. Llegará cuando cada uno, individualmente, se dé cuenta de la situación y tome la iniciativa, organizándose de forma colectiva, todos a una. Tiene que salir del ingenio, y los españoles lo somos, yo no sé cómo... pero mira el sector textil, ha sabido sortear la crisis con ideas ingeniosas, dándole vueltas a la cabeza, no quedándose en casa o envolviéndose en banderas.

—Se refiere a la manifestación independentista catalana...

—Es como salir a decir: ‘¡Mira, mis colores son más bonitos que los tuyos!’ Pues yo digo: los colores más bonitos son los de la sanidad o la educación, ¡esos los tachan y nadie dice nada!

—Siempre ha hablado claro.

—¡Y a qué estamos esperando para hablar claro! A ver si vamos a ser como los judíos en la II Guerra Mundial, calladitos, esperando que ‘a lo mejor se cansan de matar y yo me salvo’. No, con la cabeza fría, pero todos juntos, tenemos que salvar este país. Está en juego nuestro futuro y el de nuestros hijos.

—¿Afecta todo esto a sus proyectos, a su trabajo personal?

—Claro que sí. Yo interpreto y produzco obras de teatro, y no me quejo, pero por ejemplo el tema del cine es distinto porque requiere una gran inversión, algo que excede a una sola voluntad individual. Por eso yo veo aquí una posible solución: muchas voluntades, muchos individuos, unidos por un proyecto en el que realmente creen. Y sin pensar en exclusiva en exhibir en la gran pantalla, eso es un error. Ahora hay que explorar otras vías, como las bajadas legales en Internet... De esa manera los creadores harían lo que realmente quieren hacer y no lo que les mandan los intermediarios, las productoras, las televisiones... o Lehman Brothers.

—Háblanos de ‘Baztán’, la película que se exhibe estos días en San Sebastián.

—Sin duda que era un proyecto bonito. En un principio me interesó muchísimo, nada me había impresionado tanto desde Pilar Miró. Es la historia de un colectivo ‘maldito’ que vivía en el valle del Baztán, los agotes, discriminados por el resto de población (les creían ‘hijos del diablo’), muy en la línea del mundo de Vacas , y que debían aguzar la imaginación para sobrevivir. Por eso es muy simbólico, tiene mucho que ver con lo que está pasando hoy. Quedó muy bien la primera parte... pero la segunda, posiblemente por problemas de presupuesto (otra vez el dinero), pues al final no respondió, para nada, a los planteamientos iniciales.

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