Lasse Hällstrom cierra la carrera por la Concha de Oro
Los cantos a la tolerancia y los coloristas retratos humanos que habían marcado la carrera del sueco Lasse Hällstrom en títulos como Chocolat o Las normas de la casa de la sidra fueron ayer neutralizados por El hipnotista, thriller oscurísimo con el que se ha cerrado la carrera por la Concha de Oro. «He sido siempre acusado de ser demasiado blando en mis películas. Por un lado me gusta, pero también tenía ganas de asustar un poco, estar alejado de esa etiqueta sentimental», ha explicado este realizador, que con El hipnotista vuelve a Suecia por primera vez desde Mi vida como un perro, por la que optó al Oscar a la mejor película de habla no inglesa. Rodada en Estocolmo y basada en la novela de Lars Kepler (seudónimo del matrimonio Alexander Ahndoril y Alexandra Coelho), El hipnostista del título es un hombre que tiene que ayudar a un policía adicto al trabajo un complicado caso: el de una familia que ha sufrido un asesinato múltiple y cuyo único superviviente, un niño de 15 años, se encuentra en estado de shock. Acompañado una vez más de su esposa, Lena Olin, en uno de los papeles protagonistas de la película, y con las interpretaciones de Mikael Presbrandt (conocido En un mundo mejor ) y Tobias Zilliacus, Hällstrom se sumerge así en un thriller lleno de recovecos psicológicos, dejando atrás el humor o la ternura.