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Francisco Narla | escritor

«Los vikingos llegaron en sus correrías hasta el interior de León»

‘Assur’ es el título de la novela histórica que este autor lucense de padre leonés presenta hoy en el Recreo Industrial. Personajes reales como el rey Ramiro III o el obispo Sisnando se pasean por sus vibrantes páginas.

El novelista gallego Francisco Narla.

Publicado por
e. gancedo | león
León

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He aquí la historia de un esclavo que no olvida. Un habitante del Noroeste peninsular, de las tierras que dependían del trono de León, que se dedicará a vengar las incursiones vikingas que asolaron este país. Es la trama condensada de Assur , el libro que hoy el gallego Francisco Narla, comandante de línea aérea y autor de otras dos novelas, presenta en el Nuevo Recreo Industrial y firma en Pastor.

—Es de escaso dominio público que los vikingos asolaron las costas españolas, ¿cuál fue el motivo que despertó su interés por estas tierras?

—Pues lo cierto es que sí, no es un episodio de nuestra historia que haya recibido especial atención, de hecho apenas hay estudios si lo comparamos con otros acontecimientos de similar relevancia. Supongo, y que conste que no soy historiador, que tiene que ver con el carácter de sus incursiones y lo poco que dejaron tras de sí. En un período en el que sus avances navales permitieron a los nórdicos explorar el mundo, pronto comprendieron que los lugares de culto cristiano como los monasterios albergaban importantes riquezas y no tenían más defensa que la de unos pobres frailes.

—Y entonces oyeron hablar de la Península Ibérica...

—Sí, en sus correrías por lo que hoy es Francia, Alemania y Gran Bretaña pronto oyeron hablar de la tierra de Santiago, Jacobsland llamaron ellos al noroeste español, que emergía de forma fulgurante gracias a las peregrinaciones a la actual Compostela, donde apenas un siglo antes se habían encontrado los restos del apóstol y, dejando a un lado los asuntos de fe o las creencias de cada uno, como Jerusalén estaba en manos sarracenas, se había convertido en el lugar de mayor importancia para el orbe cristiano (mucho más amplio de lo que es hoy pues la Iglesia Católica aún no se había escindido), así que se sintieron inmediatamente atraídos por estas tierras.

—¿Hasta dónde llegaron y dónde infligieron más daño?

—Ese es un asunto complejo, pues no contamos con muchos restos de su presencia. De hecho, el único relevante está en León, en el Museo de la Real Colegiata de San Isidoro, que es uno de los escenarios de la novela, y se trata de una pequeña cajita tallada de uso desconocido. Ahora bien, sabemos que en la media docena de incursiones notables que realizaron asolaron la costa norte y noroeste, arrasando también Monforte, Chantada o Tuy. También lo intentaron en La Coruña. Y por el interior llegaron, de hecho, hasta el Reino de León. Aquí está el pueblo de Lordemanos, que según muchos expertos tiene como origen etimológico, precisamente, «lugar de normandos». Pero no se quedaron ahí, atacaron Lisboa y Sevilla, e incluso secuestraron a uno de los reyes de Navarra. También atacaron las Baleares. Y hasta se atrevieron con la costa de Sicilia y con Roma. Pero no es tan extraño cuando se piensa que también llegaron a la actual Estambul, o a Kiev. En cuanto al daño infligido, pues es variable, pero un hecho notable es que el obispado compostelano estaba en Iria Flavia y fueron los ataques vikingos los que decidieron el traslado.

—¿Por qué decidió escoger este capítulo histórico para su nueva novela?

—Bueno, la verdad es que cuando escribo busco una historia concreta antes que un momento o un lugar. Investigando para mi anterior novela, Caja negra , leí varias referencias a los ataques vikingos a la península y el tema despertó mi interés. Cuando, leyendo por puro interés como aficionado a la Historia, otros asuntos relacionados, como el comercio de esclavos por los vikingos en lugares tan lejanos como Bagdag, o sobre la travesía de Leif Eiriksson a lo que hoy es América quinientos años antes que Colón, me di cuenta de que tenía entre manos un relato interesante.

—El protagonista, Assur, es esclavo. ¿Alcanzar la libertad es su motivación principal?

—Bueno, es cierto que es esclavo durante un buen tramo de la historia, pero conseguir su libertad no es su principal fin. Arrancado de su tierra, pierde a su familia y le quitan su libertad. Assur es un héroe clásico que quiere recuperar su vida, encontrar a sus hermanos perdidos, volver a casa, formar una familia. Así, la novela, y permítaseme decirlo con humildad, bebe de esas historias de siempre, hay dolor, traición, pasión, amor, amistad, venganza…

—Parte de la novela transcurre en León. ¿Qué sucede en esos pasajes?

—Sí, además mi padre era leonés y por eso y por muchas más cosas siento un cariño especial por esta tierra… Bueno, hay mucho de la provincia en la novela, la ciudad como tal aparece en varias ocasiones, y salen reflejados lugares que hoy han cambiado de nombre pero que ya existían en el siglo X, como el monasterio de San Pelayo (hoy San Isidoro). Y los personajes recorren las calles de aquel León, pero no voy a contar mucho para no estropear la historia. También aparece Astorga y durante un buen trecho los escenarios están en el Bierzo, el castillo de Sarracín es, de hecho, el lugar en el que Assur recibirá su instrucción de manos de un infanzón del conde Gonzalo Sánchez, de un mercenario vikingo llamado Weland y de un médico judío de nombre Jesse. Hasta hay una escena en la que se pescan truchas en el Valcarce. León es importante en mi vida y lo es también en la de Assur.

—Su prosa ha sido comparada con la de Follet... ¿qué le da la novela histórica que no le proporcionen otros géneros?

—Cómo no, me hace mucha ilusión que me comparen con Follet, Cromwell o con el celebérrimo Tolkien. Ojalá siga siendo así, aunque espero que, con los años, baste con ser Narla sin más… Y en cuanto a la novela histórica, bueno, además de permitir que me gane los garbanzos con algo que me apasiona como la Historia y contar historias, me permite descubrir el pasado para entender y comprender el presente, aunque, si se me permite la acotación, los estudios y los ensayos que se usan en la documentación son importantes, pero es vital que la novela entretenga. Si hay que enseñar, debe ser, a mi modo de ver, a través del ensayo. No me gusta que la novela deje a un lado el argumento para enmarañarse con la Historia en sí, pero claro, es un compromiso difícil, porque también hay que poner en antecedentes al lector y qué comprenda los escenarios y los tiempos que enmarcan el relato.

Firma de libros: a las 18.00 horas en la Librería Pastor.

Presentación: a las 19.15 horas en el Nuevo Recreo Industrial (plaza de San Marcelo).