Beatriz Herrero
La voz soul de Navatejera
La ambición de esta maestra de música es formar una banda y cantar temas propios.
Beatriz Herrero es una mujer sensible que ha luchado duro por dedicarse a la música. Tuvo que librarse del exceso de kilos para hacer valer su gran voz. Como Nuria Martínez, también probó suerte en Operación triunfo y con ella coincidió en Rumbo a la fama y Cazatalentos. Beatriz, más tímida, se inició en la música casi a escondidas. Cantaba en salas de chat de Internet. Cuando llegó a la final de un programa de la televisión local y tuvo que actuar en la Plaza Mayor, no le quedó más remedio que desvelar su secreto a su familia. Su madre se quedó alucinada y desde entonces es una de sus grandes fans. Pero fue su novio quien decidió apuntarla a La voz. De repente, se enteró que había sido seleccionada. Pese a que lleva una década cantando con orquestas por los pueblos, sólo ha cotizado ocho meses y no tiene siquiera derecho al paro. Hasta ahora ha tenido que interpretar géneros en los que no se siente cómoda. Además, no se ve como la chica ‘mona’ de falda corta que se rifan muchas orquestas. Es consciente de que el público va de fiesta y no a ver a la cantante que está en el escenario. De momento, se gana la vida con los ‘bolos’ y dando clases particulares de música. Beatriz, al igual que Nuria, estudio Magisterio y, como ella, tiene los pies en la tierra. No quiere fama ni una carrera fugaz. Su sueño es montar una orquesta que toque soul y blues y con un repertorio propio. Escribe letras y da clases de guitarra para poder componer. La voz le prohibe hacer declaraciones.
Los nervios
Pese a que lleva años subida a los escenarios, los nervios estuvieron a punto de paralizarla cuando le tocó el momento de actuar frente a Bisbal, Melendi, Malú y Rosario. Al final, los tres últimos, se dieron la vuelta al escuchar su potente voz. Eligió como coache a Malú.
Hasta ahora no ha podido formar un grupo de música. Cree que en León no hay mucha gente comprometida y menos aún a la que le gusten el soul y el blues. A ella le fascinan Aretha Franklin, Ray Charles, Stevie Wonder y «cualquier cantante negro», según sus allegados.
Cree que La voz, al menos en su primera fase, en un espléndido formato, porque los ‘jueces’ eligen exclusivamente por las voces y el físico no cuenta. Aún así ella estaba histérica. «El corazón se le salía por la boca», según su familia. La presión, las cámaras, los focos… a punto estuvo de quedarse paralizada. Sin embargo, se fue creciendo poco a poco y contó con el beneplácito de casi todo el jurado. Sabe que hay muchas grandes voces que se han quedado en el camino. Pero los concursos no siempre son justos. Es difícil juzgar el talento en apenas un minuto y medio. Piensa que todos son «mil veces mejores» de lo que parecen en televisión. Y a veces la suerte juega malas pasadas. Como le ocurrió a ella, en un cásting, que tuvo que actuar con un flemón. Lo cierto es que cuando interpretó Think, el público y el jurado se quedaron boquiabiertos. Eligió el tema porque es uno de sus preferidos.
Está encantada de que Malú sea su coache, porque es una artista cercana, que apoya a su equipo. «No es culpa de nadie si sacas o no lo que llevas dentro», le confesó a su familia tras actuar. Malú le ha aconsejado que no se achique.
De momento, ya está en La voz, aunque es consciente de que las complicaciones vienen ahora y de que hay rivales extraordinarios. No busca la fama. Su sueño es más utópico aún: vivir de la música. Ni siquiera espera un trabajo ni dinero. Ahora ha saltado a la fama, pero la fama es efímera y luego todo volverá a la normalidad.
Aunque entrar en el programa de Telecinco le ha permitido ‘tapar bocas’, las de quienes la rechazaron por su físico, no se lo toma como una revancha. Es una mujer humilde, con una excepcional voz, que sólo necesita una oportunidad. Conoce el sabor del desengaño, en un mundo competitivo en el que además de buena voz hay que vender ‘carne’. Pero cree que el mismo rechazo, probablemente, lo habría experimentado si se hubiera presentado a un trabajo para ser dependienta de una cadena de ropa. Está expectante por ver qué sucede cuando avance el concurso. En las primeras fases primará la voz, pero ella teme que después sólo permanecerán aquellos que sean más atractivos para el público.
Los apoyos
Considera a Nuria Martínez, la otra concursante leonesa, «una bestia sobre el escenario». Ambas se llevan bien porque tienen, en el fondo, el mismo ‘rollo’ e idénticas ilusiones. A Beatriz no le faltan apoyos. Su familia de la cuenca minera de Ciñera está con ella a muerte. Le abruma no poder devolver las muestras de afecto que está cosechando en las redes sociales.
Beatriz es una mujer sincera. En televisión es cordial con los rivales, pero no hace ‘amigos íntimos’ en dos minutos, como otros concursantes. Necesita estar sola en un rincón para tomar aire y superar los nervios. En los cástings ha dejado atrás a más de 20.000 contrincantes, pero más difícil aún le parece poder vivir de la música.