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Publicado por
Javier Martín Domínguez
León

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Cuando el gran gurú de la comunicación Marshall McLuhan vino a España, por primera y única vez, fue para sentar cátedra en unas Jornadas de radio organizadas en Barcelona en el año 75. Le escuchamos ensimismados planteando aquellas disyuntivas sobre medios fríos y medios calientes. Unos creativos prepararon para la ocasión unas cuñas para vender radio. «Tus oídos no tienen parpados, la radio penetra por todas partes y te envuelve. No puedes escapar a ella». La radio posee un halo mágico, crea sensaciones íntimas, invita a imaginar y soñar. Por si habíamos perdido esas sensaciones, ha vuelto a los micrófonos de RNE, a su hora bien ganada a la luna, Jesús Hermida, para contarnos la historia de The Beatles.

Una voz persuasiva y unas músicas reconocibles nos trasportan a una época, que es la de nuestra modernidad, con una sensación de zozobra: la de recobrar un tiempo perdido y al mismo tiempo la de ganar nuestra verdadera alma. La zozobra de estar al tiempo en lo íntimo y en lo público. El Hermida que lo ha sido todo en la televisión, renace en las ondas poniéndole ojos a la radio. Cara y ojos. «Estos Beatles saben hablar a la gente de su tiempo, saben cuáles son los sentimientos de su juventud». Entre lo sociológico y lo poético, Jesús ‘beatles’ Hermida consigue, con solo sonidos, hace revivir un tiempo que efectivamente no está muerto. Solo necesitaba a la radio para recuperarlo del fondo de nuestro cerebro. Recuerdo como mi crónica de radio más triste la que tuve que trasmitir desde el Nueva York que lloraba al John Lennon asesinado a las puertas del Dakota. Se acababa un tiempo, y renacía otro: el de hacer historia de un grupo que había influido en todos nosotros como una religión moderna.

Hasta tenía su propio mártir. Será que la música es la verdadera alma de nuestro pasado hecho personalidad. Siento lo mismo al escuchar a otro de los grandes, José Maria Iñigo, en el fin de semana de Radio Nacional, desgranando la música del 68. La radio tiene unos ojos penetrantes, que ven las entretelas de nuestras almas. De Yesterday a Get back.