Diario de León

«Nada que tenga que ver con el dinero es limpio»

García-Calvo, durante una conferencia en León.

García-Calvo, durante una conferencia en León.

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e. g. | león
León

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Zamorano de nacimiento, convicción y ejercicio, Agustín García Calvo solía frecuentar la provincia de León, donde contaba con antiguas amistades y lazos familiares. Quien se autocalificaba como «el último francotirador de la cultura española» —si había que llamarse algo, porque él no aceptaba ningún sobrenombre, es más, decía que le «estorbaba» su personalidad— impartió conferencias en el Musac y en muchos otros escenarios, pero también acostumbraba a mantener unos siempre intensos encuentros con alumnos en centros educativos, presentó numerosos libros... especialmente en la capital y en el área de La Bañeza. Filósofo, filólogo, poeta, ensayista y dramaturgo, había sido catedrático de Filología Latina en la Universidad de Sevilla pero, debido a las revueltas estudiantiles de febrero de 1965, en las que García Calvo participó a favor de la democracia, fue apartado por ‘decisión gubernativa’ —acabaría exiliándose en París— y despojado de la cátedra junto a los profesores Tierno Galván y López Aranguren. Por eso decía García Calvo que se había pasado la vida «huyendo de la cárcel» y que la definición «es como la cárcel».

Cuando se le preguntaba por los premios en general y los nacionales en concreto, aseguraba que, «de limpios no tienen nada». «Nada que tenga que ver con el dinero es limpio —recalcaba—. Los acogí como una excepción porque no se presenta uno y porque los jurados son muy amplios, de más de quince personas, y hay posibilidad de que haya alguno honrado».

«La realidad es mentira. Todo es falso, incluso la idea que tenemos sobre nosotros mismos está corrompida. El dinero y el poder han prostituido el mundo», declaraba el autor de ensayos como Lalia , ¿Qué es el Estado ?, Contra el tiempo y De Dios .

Agustín García Calvo, a cuyos poemas puso música y voz en varias ocasiones el berciano Amancio Prada —con quien llegó a actuar, acompañados también por Chicho Sánchez Ferlosio— era un defensor de las comarcas rurales del Noroeste («en general, la tierra y las gentes son las víctimas de cualquier forma de Estado que les caiga encima») y afirmaba que el único rey «es el que rige la banca, los otros son figuras que completan el panorama».

Hablaba de «la ficción de las ideas», del «‘progreso’, ese poder que genera la muerte del hombre por la mayoría» y decía del ‘no’ que era «la única respuesta libre y lógica».

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