Micky Molina actor
«Mi padre regaló amor, sencillez y humildad»
Micky Molina interviene en este espectáculo con una pequeña dramaturgia en la que, mediante anécdotas, música en vivo, danza y material audiovisual, consigue trasladar al público el espíritu vital de ese entrañable artista, tan querido por todo un país, que fue Antonio Molina.
—¿Qué siente sobre el escenario cuando le cuenta al público quién fue su padre?
—Pues siento una gran ilusión, admiración y alegría, y sobre todo un gran respeto, no sé, es algo que no puedo describir con palabras. Hablar de mi padre me supone una gran emoción porque sé perfectamente que se sentiría muy orgulloso de lo que estamos haciendo, ya que este espectáculo es un homenaje desde el respeto que toda la familia sentimos por Antonio Molina. Sencillamente le cuento al público lo que yo viví junto a mi padre, y lo cuento tal y como era él, porque una de las cosas que nos inculcó a todos fue la humildad y el amor a todas las personas. Lo único que hizo mi padre, aparte de cantar como los ángeles, fue regalar sencillez, amor y humildad allá por donde iba... era un hombre que no tenía nada suyo.
—¿De qué materiales echa mano para elaborar su parte del espectáculo?
—Pues para este espectáculo echo mano de recuerdos vividos con él, de fotografías rescatadas de mi familia y, sobre todo, de todas esas anécdotas que siempre quedan grabadas.
—¿Cómo nota al público en este espectáculo, cómo percibe sus reacciones?
—La verdad, en todos los lugares en los que hemos actuado lo he notado entregado, como deseoso de saber algo más de mi padre, muy expectante y sobre todo muy respetuoso, sabiendo que están presenciando un homenaje a todo un gran maestro como lo fue mi padre.
—¿Qué es lo más importante de este espectáculo?, es decir, ¿con qué le gustaría que la gente se quedara cuando dejen el teatro y se marchen para casa?
—Yo creo que lo más importante de este espectáculo es poder, desde nuestra humildad, tanto la mía como la de Rafa Garcel, hacer llegar un poquito a los corazones de la gente quién fue mi padre, Antonio Molina, y cómo allá por donde iba dejando tras de sí infinidad no sólo de admiradores sino también, y sobre todo, de amigos. Ya lo he dicho; me conformo con que la gente se vaya a su casa pensando, desde el entusiasmo por lo que ha visto, en quién fue Antonio Molina, como artista y como persona.