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Cuerda vuelve a recurrir a Manuel Rivas para su nueva película

El director gallego presenta ‘Todo es silencio’, una fábula sobre dinero y corrupción.

Juan Diego, Miguel Ángel Silvestre, José Luis Cuerda, Celia Freijeiro y Quim Gutiérrez.

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efe | madrid

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José Luis Cuerda estrena esta semana Todo es silencio , una película con guión de Manuel Rivas donde «nada es solo lo que parece», porque, «a poco que mires, siempre hay algo más». «Me gusta muchísimo contar historias y nada explicarlas», ha argumentado el director d e Los girasoles ciegos, a quien siempre ha molestado que le traten «como tonto, porque creo que no lo soy», y deploraría «tratar como tontos a los demás».

Tras aclarar que no le gusta el cine fácil, Cuerda, muy serio y tajante, ha dicho que cuando alguien da las cosas masticadas «y más que eso, digeridas, ya sabes a dónde te lleva esa deriva: una vez masticado y digerido, ya sabes lo que queda y por donde sale, y yo mierda me niego a hacer». La reflexión viene al caso porque Todo es silencio , ha manifestado, es una obra muy compleja donde los personajes hablan poco, esconden mucho y muestran sólo lo justo.

El tema central de Todo es silencio , que el escritor coruñés Manuel Rivas realizó por encargo del productor de cine Gerardo Herrero y terminó convirtiendo en una novela, versa sobre el narcotráfico y las redes de contrabando que actúan en la costa atlántica española y que en los años ochenta acabaron por controlar la vida de pueblos enteros de Galicia.

Una historia de amor

Pero también es una historia de amor a tres: dos amigos de la infancia, Brinco (Miguel Ángel Silvestre) y Fins (Quim Gutiérrez), y una mujer, Leda (Celia Freijeiro). Juntos se han dedicado desde pequeños a explorar la costa en busca de lo que el mar arroje, sin saber que su destino estará ligado al omnipresente y corrupto capo Mariscal (Juan Diego), dueño de casi todo en su pequeño pueblo. Cuerda ha reconocido que, a pesar de que no le gustan nada los retos, «y menos aún los que implican la angustia de no saber si voy a poder terminar el rodaje», en esta película ha dejado de ser «un director de mesa camilla» para meterse «en la épica más absoluta».

«A mí me interesan los seres humanos metidos en un escenario donde puedan expresar mejor y lo más elocuentemente posible lo que son y por qué lo son», ha detallado. El actor castellonense Miguel Ángel Silvestre, en su papel de Brinco, se ha reído al recordar todos los matices que le sugería Rivas para su personaje: «Cuando habla Brinco, sus palabras pesan lo que tienen que pesar y muchas veces tiene ideas, pero no le llegan a la cabeza».

Y el protagonista de Lo mejor de Eva ha añadido: «Mariscal sabe ver cuándo me va a llegar esa idea y, antes de que brote, me la compra con una moneda». Juan Diego ha advertido que su personaje, Mariscal, «sabe hasta la cadencia de las olas, de manera que lo controla todo con una inteligencia natural muy importante y una preparación mínima, y no tiene escrúpulos». «Los sentimientos no existen cuando tienes el poder: solo existe el uso de esos sentimientos. Por eso funciona Mariscal —ha reflexionado el veterano actor sevillano—, porque no se para en nada, ni en el dolor ni en el amor, sino en el compra, paga y calla», algo «totalmente actual». «Es un personaje de asquerosa actualidad», ha coincidido el actor barcelonés Quim Gutiérrez sobre el capo Mariscal: «Es la arrogancia, la soberbia vestida de una retórica espectacular que defiende principios deleznables como si hablara de poesía».