Incursión en la pintura filosófica
El leonés Fito de Manuel expone sus ‘Apuntes sobre la condición humana’ en Vela Zanetti.
En estos tiempos pocos artistas son capaces de pintar historias. La narrativa apenas tiene importancia en el mundo de las imágenes. Un rayo de luz, una impresión colorista, un bote de pintura derramada, bastan muchas veces para llenar el lienzo. Por eso es gratificante encontrar un pintor que tiene detrás de sus cuadros muchas horas de meditación, que intenta trasladar al espectador mucho más que una impresión, que una emoción, quiere que quienes contemplan su obra penetren también en su rico acerbo cultural, que disfruten o sufran a su lado, que compartan sus pensamientos.
Exponer como premio
Fito de Manuel, que expone en la galería de la Fundación Vela Zanetti, se ha ganado esta oportunidad en el Concurso de Pintura Rápida que el Ayuntamiento convocó en las fiestas de San Juan y San Pedro. Como la crisis municipal no permitía otorgar premios crematísticos, el regalo a los ganadores fue una exposición en alguna de las salas del Ayuntamiento.
Los que hemos conocido el trabajo de Fito a través de su participación en los concursos de pintura rápida, tenemos motivos sobrados para asombrarnos ante esta faceta del artista, la que ahora muestra en la Vela Zanetti. Su pintura de estudio está completamente alejada del aquí te pillo, aquí te mato, de la pintura en la calle, no tiene nada que ver con las composiciones apresuradas y las pinceladas improvisadas. Aquí nos encontramos con un pintor tremendamente reflexivo, capaz de contar con una serie de personajes inventados a través de los que nos cuenta las historias que siente muy profundamente. «Intento -explica- acercarme a la parte metafísica del hombre, hablar de sus sentimientos, de las dificultades con las que se encuentra en su diario enfrentamiento con la vida. Para ello creo unos escenarios muy emparentados con el teatro y, quizá, también mis personajes tengan mucho de actores que recitan su papel desde el silencio del lienzo».
Fito de Manuel, que su vida cotidiana, se dedica al diseño gráfico en una publicación semanal, posee una interesante técnica. Pinta sobre tabla o lienzo, primero con colores acrílicos y, después, con los toques finales a base de óleo. Todo ello basado en un gran dominio del dibujo y en una paleta sobria pero muy efectiva. «No quiero -comenta- que lo material de mi pintura cobre demasiado protagonismo. Como he dicho, intento relatar vivencias, pretendo adentrarme en los laberintos del pensamiento de los hombres y poner de manifiesto las distintas facetas de su existencia cotidiana. Cada día, casi cada momento, el hombre vive simultáneamente escenas de comedia y escenas de tragedia. Por eso en un mismo cuadro puede haber un protagonista que ríe y otro que le mira enfurecido… quizá porque en ese momento esté sufriendo, esté ahogándose en el océano tumultuoso de las pasiones».
Pintura de tremendo realismo que resume, en unos apresurados apuntes, la condición humana, que a nadie deja indiferente.