Diario de León

Una ‘maiestas’ oculta y recuperada

Detalle del Cristo.

Detalle del Cristo.

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ángela franco | madrid
León

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En mi publicación Arte leonés fuera de León hacía referencia a una Maiestas Domini, descubierta por M. Gómez Moreno, quien la incluyó en el Catálogo Monumental de España. Provincia de León , redactado, como se sabe, entre 1908-1909, pero al no ver la luz hasta 1925, la pieza fue dada a conocer en una fotografía por Marcel Dieulafoy y Georg Weise. Del lugar que entonces ocupaba empotrada en un muro de adobe sobre la puerta de una vivienda de Sahagún, fue arrancada antes de 1934. Varios autores han tratado sobre su estilo y cronología, y desde datarla a fines del siglo XI o comienzos del XII –Gómez Moreno- se pasó a retrasar la cronología hasta el primer cuarto del siglo XII, propuesta que ha prevalecido en autores como Emilio Camps Cazorla, Juan Antonio Gaya Nuño, y a la que se suma J. L. Senra.

La venta al museo

El poseedor de la obra la ofreció en venta al Estado en el 2011, aceptándose la cantidad pedida. Como responsable del departamento de Antigüedades Medievales me fue solicitado un informe, que emití en términos positivos sobre la adquisición. Parecía que se había formalizado el trato de acuerdo con el vendedor. Sin embargo, al hacerle efectivo el importe exigido se volvió atrás con razonamientos peregrinos que no vale la pena reseñar. Él sabe que no puede exportar la obra, pues de intentar hacerlo, deberá de sufrir las consecuencias extremadamente duras contempladas por la Ley de Patrimonio.

Visto el relieve al natural, que oscila entre el bajo y el medio relieve, más resaltado en la cabeza, se constata una gran calidad de ejecución, rostro sumamente expresivo y talla bastante refinada. Mide 69 centímetros de altura por 56 de anchura y 12 de grosor máximo; la mandorla mística mide 42.

La procedencia precisa del monasterio de Sahagún constituye un elemento añadido para completar el conjunto de esculturas románicas de la misma procedencia en el Museo Arqueológico Nacional: Virgen con el Niño, donada por Ricardo Velázquez Bosco, así como la cubierta del sepulcro de Alfonso Ansúrez, que tantos avatares sufrió para su recuperación por España seis años después de ser vendida al Fogg Museum en 1926, de la Universidad de Harvard.

Tanto los hombros como los brazos presentan una posición excesivamente forzada y constreñida por la mandorla, rebasada por la mano derecha y los pies. Dispone la toga sobre los hombros de manera torpe y está ornamentada en el cuello tan sólo con un simple zigzag ejecutado por incisión. Los pliegues de los vestidos están estratificados y oscilan entre las placas quebradas y planas y los volúmenes más plásticos ubicados en brazos y cabeza. Estos extremos muestran una dependencia del arte de la miniatura y artes suntuarias, como sostiene Thomas Lyman. De los orfebres derivan las cuencas vacías de los ojos talladas para albergar gemas, como en la Virgen románica del mismo monasterio, actualmente en el Museo Arqueológico Nacional.

La composición de ambos conjuntos es similar, habiéndose utilizado los mismos parámetros. Los rasgos faciales presentan mejillas abultadas. El tratamiento caligráfico de los pliegues deriva del mundo de la ilustración, y se advierte un paralelismo con la escultura del pórtico de Moissac, como apunta Gómez Moreno.

Junto a similitudes se evidencian diferencias entre ambos relieves sahaguninos: la Maiestas se representa de modo esquemático por medio de una banda curva, más propia de las representaciones pictóricas, mientras la Virgen está sentada sobre un sitial del que solo se aprecian las patas en tijera con garras.

Cuando fue formalizada la adquisición por el Estado con destino al Museo Arqueológico Nacional el Departamento de Antigüedades Medievales destinó su emplazamiento formando conjunto con la Virgen, con el fin de dar la posibilidad de establecer paralelismos entre una y otra obra.

Teorías de la ubicación

Por lo que respecta a la ubicación original de la Maiestas se han formulado diversas conjeturas: un tímpano, un friso o zona alta de una portada o incluso un frontal de altar, hipótesis ésta última de menos peso. Senra se inclina por la primera opción, en cuyo caso estaría inscrito en el eje axial del mismo. La asimilación de Cristo con la puerta como metáfora de la redención, dice, ha sido uno de los conceptos visuales más efectivos codificados por la Edad Media.

Las modestas dimensiones de la obra enmarcadas en un espacio de 1,30 metros supondrían el acceso muy exiguo para una puerta si se tiene en cuenta que el arco tendría que apear sobre sendas columnas o jambas. La única puerta románica conocida es la que se emplazaba en el muro occidental de la capilla de san Mancio, de claro contenido funerario —como explica Senra Gabriel y Galán en Aproximación a los espacios litúrgico-funerarios en Castilla y León: pórticos y galileas—. Pero en ella el desarrollo horizontal de un presumible tímpano presenta una mayor amplitud (2,60 metros), por lo que, de haberse colocado allí, la placa de la Maiestas no completaría el desarrollo vertical del tímpano, formando parte, según el mismo investigador, de una composición iconográfica más compleja dispuesta en un acceso más amplio.

Un tímpano del mismo tema, pero de dimensiones superiores, es el que corresponde a los restos de la portada principal de la destruida iglesia del monasterio de Carracedo, portada que se hallaba presidida por una Maiestas con el Tetramorfos, configurando el tímpano, actualmente incrustado en el segundo tramo de la nave moderna —ver El monasterio de Carracedo , de José Antonio Balboa de Paz—. Gómez Moreno duda si la figura del Pantocrátor es del siglo XII o más bien una recomposición del siglo XVI, en cuyo caso vendría a suplantar a la original.

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