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Un espectáculo ‘a dos’ nada fútil

El Auditorio recibe esta tarde ‘Dos’, un espectáculo desarrollado por la compañía Lamov que cuenta con las coreografías de dos grandes del ballet en España .

Imagen de una de las coreografías del ballet.

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cristina fanjul | león
León

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Tras el éxito del espectáculo La Cenicienta , la compañía de danza zaragozana LaMov desembarca hoy en el Auditorio con su nueva producción, Dos, una creación de Víctor Jiménez y Francisco Lorenzo. Esta compañía trabaja desde julio de 2008 bajo la dirección de Víctor Jiménez, ex bailarín de la compañía de Víctor Ullate, pupilo directo de Maurice Béjart y bailarín solista de la Ópera de Lyon.

El estilo de la compañía, con una clara vocación de formación continua y crecimiento en todo tipo y variedad de lenguajes gestuales, se podría definir como de corte neoclásico. Todos los bailarines poseen una base clásica y todos han enriquecido esta sólida formación con todo tipo de estilos coreográficos y gestuales que han ido adquiriendo gracias al encuentro con los diferentes coreógrafos con los que han trabajado.

En estos momentos LaMov presenta este nuevo trabajo, que nación de la unión de Jiménez y Lorenzo. El primero de ellos, pupilo directo de Béjart, con quien trabajó casi una década en Lausanne (Suiza) y al que debe su inspiración y el amor por la danza. El segundo, discípulo de Duato, como director de la Compañía Nacional de Danza y del que ha aprendido a tener una visión especial de la danza y la coreografía.

La primera de las piezas es Consecuencias . El coreógrafo argentino Francisco Lorenzo recurre a voces y ritmos de su tierra y de su continente, escogidas e hilvanadas con sensibilidad y buen gusto, para llevar al espectador y a los bailarines por un «camino de sincera intimidad, de directa conexión con el impulso y sus resultados, con los deseos y las emociones cambiantes», como ha escrito el dramaturgo Mariano Moro.

La escenografía, sobria y a la vez, explosión de cosas del mundo, admite sobre sí la proyección de potentes inquietudes anímicas, en tanto se despliegan al menos cinco momentos de afectación del alma: traición, soledad, furia, reflexión, esperanza.

Futile es el título que da nombre a la siguiente creación coreográfica de Víctor Jiménez, director de LaMov. La inspiración nace a partir de la fotografía que lleva por título Superpoblación, de Will McBride, tomada hacia 1969. De esa imagen que, en principio parece una sencilla combinación de seres humanos dentro de unas cajas de cartón, con una aparente uniformidad y quietismo, el coreógrafo Víctor Jiménez se sumerge en cada uno de esos personajes y, aparte de ahondar en las relaciones entre ellos, aborda el mundo de las desigualdades sociales, los posibles muros físicos y las fronteras inmateriales que separan el mundo rico del mundo de los desheredados e, incluso, las diferencias culturales.

Partiendo de la imagen visual que refleja unas personas desnudas e inertes, tan próximas y alejadas a la vez, carentes de expresión y de movimiento, el lenguaje de la danza pretende explorar el intento del ser humano de liberarse de los condicionamientos que le alienan, aun sin quererlo. El movimiento simboliza aquí la búsqueda de un ser humano más pleno y activo y, en definitiva, más dueño de su vida, aun cuando ello no siempre conlleve el encuentro con la felicidad ni la libertad deseada.