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«Es más barato escuchar a Los Panchos que ir al psicólogo; y desestresa más»

Los herederos del mítico trío establecen su ‘cuartel general’ en León para su gira española de invierno.

Los nuevos ‘vecinos’ de la capital leonesa son Jaime Islas, Gabriel Vargas y Taurino Aguilar, esto es, Los Panchos de México.

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e. gancedo | león
León

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Una vez terminada la entrevista, Gabriel Vargas, Jaime Islas y Taurino Aguilar entonan Para qué me sirve el alma y la cafetería entera se detiene como tocada por una varita mágica. La cadencia, la suavidad vocal y esa sensibilidad extrema en letras y acordes que sigue siendo —después de tantos años— santo y seña del mítico trío se adueñan del recinto, lo llenan por completo y deshacen toda resistencia. Sí, son Los Panchos. Y están en León. No en vísperas de ningún concierto sino que viven aquí. Al menos hasta el próximo mes de febrero, cuando finalice una intensa gira que les está llevando por más de una veintena de ciudades españolas.

¿Que por qué? Pues porque su manáger para Europa es un paisano, José Miguel González, avezado promotor de espectáculos que como buen leonés no dudó en establecer los ‘cuarteles de invierno’ del grupo en plena calle Ancha, en el Hotel París. Desde allí viajarán en breve a ciudades como Valladolid, La Coruña, Santander —abrirán el Festival de Boleros—, Oviedo (el 9 de diciembre), Cáceres, Badajoz, Toledo, Tolosa, Jaca... Ellos están encantados. Las dimensiones de la ciudad les parecen «perfectas» («antes todo pasaba por Madrid»), y asombra sobre todo «la concentración de monumentos», comentaba Taurino. Ya conocen la Catedral y el Barrio Húmedo (no han faltado los vinos en el Celso) y, a pesar del frío del Norte de España, aseguran que vienen «a calentar el alma de la gente».

Gabi Vargas (requintista y director) lleva 34 años formando parte de una marca reconocible en todo el mundo. Con sólo siete años tuvo la ocasión de tocar ante uno de los fundadores, Alfredo Bojalil Gil —inventor de ese requinto que es la quintaesencia del sonido panchista — de tal talentosa y precoz manera que el maestro, un año después, «pidió la patria potestad a mis padres... y me adoptó». Desde entonces mamó la filosofía del grupo con tanta intensidad que con catorce años ya le subían a los escenarios a tocar con los ‘mayores’.

Vargas define como «un paso grato de la tierra al cielo» llegar a formar parte de una formación que escuchaba, como sus compañeros, «desde que tenía uso de razón» y afirma que es para él «un gran honor» seguir la trayectoria de aquel trío que comenzó sus pasos en Nueva York en los años 40. Eso sí, se pone serio cuando recuerda que fue el güero Gil quien, cuando se retiró en 1978, le cedió todos los derechos de la ‘marca’ Los Panchos, tan ansiada que ha sido objeto de nuy diversas controversias. Eso sí, varios dictámenes judiciales —hasta del Tribunal de EE.UU.— dieron la razón a Vargas para el uso del nombre Los Panchos de México.

Por su parte, Taurino W. Aguilar (segunda voz y guitarra), y veracruzano como Gabi , se acuerda sobre todo de cuando participara con Vargas, en 1975, en un popular programa de la televisión mexicana que buscaba ‘dobles’ de estos célebres artistas (llegaron a presentarse 2.500 aspirantes), ganando con la misma claridad con la que se llevó también el cásting organizado más adelante por Los Panchos para encontrar segunda voz al trío. El más joven es Jaime Islas (primera voz y guitarra), nacido en el DF, cantante desde bien pequeño y que entró en Los Panchos por mediación de Vargas.

‘Día de los Panchos’

«‘El éxito de Los Panchos nunca estará en las voces, sino en el requinto’, solía decir el güero , y tenía razón, ya que los vocalistas han venido cambiando pero el sonido siempre ha sido el mismo», expresa Vargas. Pero, ¿cómo es posible que el trío sea aclamado por públicos tan diferentes? (en San Francisco, por ejemplo, declararon el 22 de febrero Día de los Panchos). «Es que el bolero es algo que nunca pasará de moda «porque habla de sentimientos humanos, del amor, del desamor, de la vida y de los sentimientos... y porque a cada uno le despierta una evocación diferente», expresa Islas. «El bolero debería ser un artículo de primera necesidad, especialmente hoy: es más barato comprar un disco de Los Panchos que ir al psicólogo», prosigue con humor. Y recuerdan sus recientes giras por EE.UU., Canadá, México (junto a El Puma ) y hasta por Japón (donde encontraron a gente que hablaba español «porque lo habían aprendido escuchando nuestros discos», dice el líder de la formación). Y por cierto saben del nuevo disco de Café Quijano, a quienes conocen y valoran («en el bolero hay espacio para todos»).

Otras citas próximas serán en Guayaquil con Julio Iglesias, aparecerán en la gala de Nochevieja de Telecinco y preparan disco para 2013. ¿Y en León, no tocarán? «Mmm... es posible que para el verano próximo», avanza, orgulloso, el mánager.