La pajarita de Borau

Es otoño y cae la tarde sobre una ciudad de provincias en zona montañosa. La gran pajarita de metal dorado que remata la fachada principal de los almacenes del mismo nombre se ilumina, y comienza a girar sobre su eje mientras van apareciendo los títulos de crédito de la película». El otoño se ha llevado a José Luis Borau y las hojas de su último guión inédito que no consiguió rodar, La pajarita de oro . Dedicado a esparcir su conocimiento en las academias y entre los amigos, lo que de verdad quería Borau era seguir rodando. Su último largo Leo ya no encontraba financiación, y me cabe el orgullo de haberlo promovido finalmente desde TVE cuando el alabado maestro no conseguía comprensión. Ya no hubo más. Tampoco el trabajado con Azcona, Las hermanas del don fue adelante. El último intento, nacido en nuestras comidas de puchero, se quedaría en el argumento y unos cuantos folios con el enigmático título Después de Tokio . Realmente era incansable. Genio y figura. Por eso llegó tan lejos. Conocí al maestro durante su aventura americana, que no solo quedó en su tozudo esfuerzo por rodar a lo Hollywood Rio abajo . No fue su único triunfo allí. La televisión americana te sorprendía emitiendo Hay que matar a B, casi el único título español en saltar al mercado televisivo USA en los 80.

Nuestra televisión le ha homenajeado con la emisión de Tata mía en ‘Versión española’. Bien podría reponer sus trabajos para el medio. Desde la serie infantil Celia con Carmen Martín Gaite, a su primer trabajo para TVE: el documental Zaragoza es algo más (1967) con Sonia Bruno de conductora, de la serie Conozca usted España , en la que se foguearon los jóvenes Olea, Guerín o Regueiro estudiantes de la mítica Escuela de cine de Madrid. Antes de escribir fin, su último guión inédito dice: «La gente aplaude como loca, y una cortina de seda blanca oculta el resto de la escena. La gente vuelve a reír y a aplaudir. Se sueltan cientos de globos, blancos también, que ascienden voluptuosamente hasta el cielo». Desde allí lo contemplará José Luis, con su pajarita de oro sin vestir.