La tribu bética
Crítica de televisión yolanda veiga
Bienvenidos a la civilización, recibía Raquel Sánchez Silva a las tribus. Eso porque no les ha puesto todavía a ver la tele, claro. Arrancó el jueves en Cuatro la segunda edición de Perdidos en la ciudad con las habituales dosis de desconcierto y caras de susto de los Shiwiar (Amazona Ecuatoriana) y los Suri (Etiopía). En el estreno les metieron en un avión, en un ascensor en el que no cabían apenas, en un tunel a 140 kilómetros por hora, y a descansar en una habitación rosa como de muñecas que parecía de broma (en el próximo episodio a las mujeres les enseñarán a colocarse rellenos en el sujetador). Y a todo esto se adaptaron las tribus bastante mejor que las familias españolas cuando viajaron a sus poblados. Claro que en el fondo tampoco somos tan distintos. A la hora de la cena esperaban los Suri en el sofá a que las mujeres trajeran la comida.
«Estos están acostumbrados a que piden y se lo ponen todo delante», decía el bético más bético de todos los béticos. «Pues en Andalucía debe haber mucho Suri, empezando por el mío», le afeó con todas las de la ley su señora. Nos reímos en casa con las cosas de esta gente que vive medio en pelotas y no entiende por qué nos vestimos con ropa que pica y pantalones que nos quedan pequeños (¡si es que tienen toda la razón!). Y al llegar al aeropuerto se asustaban un poco y empezaban a sospechar del plástico de precintar las maletas. ‘¿Nos tenemos que envolver?’ (si se descuidan, eso lo ha preguntado también alguno de por aquí).
Y a volar, que uno no sabe ni para dónde. ‘Se ríen de mí, pero como tengamos que volver andando...’ (han llegado hasta el mismo corazón de Etiopía los ecos de la huelga de Iberia). Con razón no se fiaban de subir a bordo sin las lanzas... Han hecho bien en traerlas, porque igual todavía les hacen falta.
En los próximos capítulos del programa de Cuatro les llevan a Sálvame para que conozcan a Belén Esteban. Parece que no había otra cosa mejor que enseñar.